Es en homenaje al personaje de Quino. Será lanzado desde Rusia y servirá como una prueba piloto para futuros satélites en el área de las comunicaciones y otras aplicaciones.
Agencia CyTA-Instituto Leloir-. A fines de noviembre será lanzado un nanosatélite argentino desde Rusia. Alimentado con paneles solares y baterías, servirá para poder probar y poner a punto componentes diseñados en Argentina, como computadoras de vuelo y GPS. Además, estará dotado de una cámara de resolución media, dos radios de comunicaciones, un sistema de estabilización magnético, varios sensores y una computadora de aplicación.
“La única manera de estar seguros que somos capaces de hacer un GPS, una cámara y computadoras de vuelo y de aplicación que funcionen en un satélite, es hacerlo, lanzarlo y operarlo”, explicó a la Agencia CyTA Juan Vuletich, egresado de la carrera de Ciencias de la Computación de la UBA e integrante de Satellogic, la joven empresa privada de capitales nacionales dedicada al diseño, construcción y operación de satélites.
“La idea es aplicar estos sistemas a futuros diseños con diferentes usos, por ejemplo, para comunicaciones”, agregó.
El nanosatélite, de forma cuboide, se llama Manolito en homenaje a Quino. “Como es casi cuadrado, le queda mejor Manolito que Mafalda”, bromeó Vuletich. Con el tamaño aproximado de una caja de zapatos, va a estar en una órbita casi polar, a 650 kilómetros de altura. “Va a dar una vuelta completa a la tierra en aproximadamente 90 minutos, a 27.000 km/h”, destacó Vuletich.
Para facilitar la integración, su lanzamiento simultáneo y el despliegue, los nanosatélites se diseñan como cubos de 10 centímetros de lado o múltiplos de estas medidas.
Para facilitar la integración, su lanzamiento simultáneo y el despliegue, los nanosatélites se diseñan como cubos de 10 centímetros de lado o múltiplos de estas medidas.
La tecnología de nanosatélites y la baja de costos asociada empiezan a permitir que la experimentación espacial deje de estar al alcance únicamente de unos pocos gobiernos y empresas muy grandes.
El montaje final de nuestro primer satélite, Capitán Beto, lo hicimos en la sala limpia de la empresa estatal mixta de tecnología INVAP en Bariloche. Manolito incluye un porcentaje mayor de componentes argentinos, y la integración final la hicimos en una sala limpia bastante casera que armamos en nuestra oficina en Buenos Aires”, señaló Vuletich.
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