Reseña Espacial Argentina

martes, 11 de agosto de 2015

Investigadores en la detección y seguimiento de emergencias ambientales

Sigue a continuación una nota publicada en Revista de Investigaciones Agropecuarias (RIA), destacando el trabajo desarrollado por un grupo de profesionales de la CONAE, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el INTA, en el desarrollo de aplicaciones destinadas a la prevención y el seguimiento de incendios y catástrofes climáticas.

INVESTIGADORES  EN LA DETECCIÓN Y SEGUIMIENTO DE EMERGENCIAS AMBIENTALES

Son del INTA, la CONAE y Universidad de Córdoba, y trabajan en alertas y respuestas tempranas a eventos extremos. 

Imagen satelital de incendios en La Pampa en 2015.

Enfocado en desarrollar productos para la prevención y el seguimiento de incendios y catástrofes climáticas, un equipo multidisciplinario de investigadores del INTA, la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFyN), la Facultad de Astronomía, Matemática y Física (FAMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, utiliza datos satelitales y sistemas de información geográfica (SIG), como herramientas para la detección, el seguimiento y la cuantificación de su ocurrencia.

Se trata de un sistema de alerta y respuesta temprana sobre eventos extremos que se convierten en emergencias ambientales, tales como incendios forestales, inundaciones y sequías. Con información precisa y confiable, el equipo de investigadores estudia, comprende y se anticipa, para generar cartografías de esos eventos. Además, trabaja en la implementación del índice de peligrosidad meteorológico (FFDI, según sus siglas en inglés) de incendios forestales.

Desde el estudio y seguimiento del cambio global, concepto relacionado al Cambio Climático, y de algunas de las variables que lo afectan, abarcan alteraciones en el clima, en la productividad y en la biodiversidad de los ecosistemas o en los ciclos biogeoquímicos, entre otros.

Para Nicolás Mari, del INTA Manfredi –Córdoba-, también deben “asumirse otros cambios terrestres, sobre todo aquellos relacionados al cambio y la cobertura del suelo, la pérdida de recursos naturales y la degradación de tierras y bosques”.

Al respecto, Marcelo Scavuzzo, investigador de Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich, del Centro Espacial Teófilo Tabanera de la CONAE –Córdoba–, señala que la Consultoría de Aplicaciones Espaciales en Alerta y Respuesta Temprana a Emergencias (CAEARTE), destinada a consultoría y emergencias, realiza diversas tareas junto al INTA Manfredi. “Contamos con líneas de acción en temas de incendios forestales, sequías, productos referidos a productividad, Cambio Climático e intentamos avanzar en temas útiles para los programas de riego suplementario”, reconoce.

El convenio que vincula a las tres instituciones está relacionado a los eventos extremos que se convierten en emergencias ambientales, en un área de investigación a la que se integran las agencias de extensión rural del INTA, distribuidas en el arco del noroeste cordobés.

Información y predicción

Los eventos son abordados mediante el uso de datos satelitales, sobre modelos numéricos de predicción de tiempo, y otros relevados a campo y procesados bajo plataformas geo referenciados y webGIS (sistema de información geográfica, por su sigla en inglés).

La información recabada “permite realizar diagnósticos de las condiciones al momento de la observación, aunque también sobre las condiciones futuras que surgen de las predicciones de los modelos”, dice Mari, quien trabaja en aplicaciones de sensores remotos y SIG para el estudio de la ocurrencia de incendios y cambios en el uso del suelo a escala regional.

Imagen satelital que muestra un area quemada.

El INTA, junto a la CONAE, desarrolló el Sistema Integral Nacional para la Gestión de Incendios (IGNIS), que reúne a actores del sector agropecuario, forestal y de la conservación interesados en la tecnología satelital para el manejo de incendios en las provincias de Córdoba, La Pampa y San Luis.

“IGNIS es un grupo generado espontáneamente que intenta poner en el mismo espacio de reflexión y discusión a entidades generadores de ciencia, de tecnologías y a usuarios del sistema, para intercambiar experiencias, adelantos, problemas y soluciones”, destaca Scavuzzo.

Los incendios forestales y de vegetación representan una amenaza real a los sistemas naturales y productivos del país. De acuerdo con datos del Plan Nacional de Estadística Forestal de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, entre los años 2007 y 2013 se generaron 65.721 incendios, que afectaron 2.857.533 hectáreas e involucraron a poblaciones y vegetación.

De los 6.705 incendios registrados en el año 2013, que afectaron 441.763 hectáreas en todo el país, un 30,11 por ciento fueron intencionales y un 10,02 por ciento generados por causas naturales.

La importancia de los índices de peligrosidad

Los incendios son una problemática que enfrentan, desde distintas áreas, países como Brasil, México, Estados Unidos, Sudáfrica y la Argentina, donde el conocimiento científico se aplica a la elaboración de índices de peligrosidad meteorológico.

La Argentina tiene tradición en el manejo de información geoespacial en caso de emergencias y la CONAE es una de las primeras agencias espaciales que en el año 2007 adhirió al International Charter “Space & Major Disasters (Carta Internacional “El Espacio y las Grandes Catástrofes”).

La metodología aplicada en el país para generar índices “consiste en monitorear las condiciones del fenómeno, como es el peligro de incendios en forma temprana”, señala Mari. De esta manera, en una fase denominada de prevención, los especialistas establecen escenarios donde las condiciones pueden ser, en mayor o menor medida, susceptibles de iniciar un incendio.

Además, desarrollan cartografías sobre áreas quemadas e inundadas. Este trabajo “comprende acciones de detección y seguimiento del fenómeno una vez ocurrido”, dice Mari, para lo cual se requiere “de la experiencia de un operador para detectar y, además, identificar a los fenómenos de manera precisa”, agregó.
La importancia y necesidad de esta investigación aplicada es “volcar estos avances de la tecnología a los usuarios finales, uno de los objetivos principales”, señala Mari, y agrega que esta información es “sobre todo útil cuando llega al territorio”.

La adopción de tecnologías que aportan a la problemática sigue una curva creciente, destaca Scavuzzo para quien, en este momento, las demandas requieren “toda la capacidad de respuesta de los organismos con incumbencias para generarlas”.

Los satélites en la generación de mapas

Para generar mapas de áreas quemadas, de focos de calor y de incendios recurren a imágenes satelitales como MODIS y Landsat & SPOT, sistemas que permiten interpretar la superficie quemada y sus niveles de daño, determinar las temperaturas emitidas por los incendios y establecer umbrales para detectar los frentes de fuego activos.

Las imágenes captadas a través de MODIS son recibidas en la Estación Terrena del Centro Espacial Teófilo Tabanera de la CONAE, Falda del Carmen –Córdoba–, y en el Instituto de Clima y Agua del INTA. Este instrumento a bordo de las misiones satelitales Terra y Aqua de la NASA observa la superficie la Tierra hasta cuatro veces por día, captando información en el espectro visible, en el infrarrojo y en el infrarrojo térmico.

En los mapas de focos de calor, cada uno que se detecta activo al momento del registro de la imagen, es representado sobre la superficie terrestre mediante la coordenada central del pixel que es analizada. El tamaño del pixel MODIS, correspondiente a los canales térmicos, es de 1.000 metros lo cual representa una superficie de 10.000 metros cuadrados, es decir, 1 hectárea.

Según los investigadores, el proceso de detección en incendios es influenciado por varios factores como condiciones ambientales, el modelo de combustible afectado y la cantidad acumulada, así como la geometría de observación del sensor.

Fuente: RIA

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