El 30 de
septiembre de 1975, a través de la denominada Experiencia EGANI III, se llevó a
cabo en la Antártida el lanzamiento de un cohete Castor con el objetivo de
realizar estudios de los campos magnéticos y eléctricos terrestres. Hoy se cumplen 39 años
de aquella experiencia y recordamos el acontecimiento mediante la reproducción
de un documento del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la provincia de
Córdoba, y de un extracto del libro “Historia de la Actividad Espacial en
la Argentina” de Pablo de León.
EXPERIENCIA EGANI III
En 1975 se puso en marcha el Operativo Experiencia EGANI con el lanzamiento de dos cohetes Castor desde la Base Antártica Marambio, desplazándose al personal técnico, los cohetes, carga útil, rampa de lanzamiento y demás equipos desde Córdoba y Buenos Aires, en un avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina.
Preparativos del cohete Castor en la base antártica Marambio. |
Aviones TWIN OTTER y una pista preparada para recibir aeronaves tipo C-130 fueron acondicionados para el proyecto, montándose un equipo de radares Rawin set para facilitar el seguimiento y la comunicación con los cohetes y los puestos de observación en el continente, así como también con dos aviones de observación de la NASA que sobrevolarían el Atlántico a la altura de Nueva York.
El principal objetivo de la experiencia fue el estudio de los campos eléctricos y magnéticos en altura, los puntos neutros, la temperatura y el perfil de electrones; fue empleada una carga útil desarrollada por el IIAE en cooperación con el Instituto MAX PLANCK de Alemania, consistente en una mezcla especial que incluyó una carga hueca capaz de formar una nube ionizada.
El principal objetivo de la experiencia fue el estudio de los campos eléctricos y magnéticos en altura, los puntos neutros, la temperatura y el perfil de electrones; fue empleada una carga útil desarrollada por el IIAE en cooperación con el Instituto MAX PLANCK de Alemania, consistente en una mezcla especial que incluyó una carga hueca capaz de formar una nube ionizada.
Los datos eran enviados por telemetría a la estación de recepción en tierra, en tanto la nube ionizada era visualizada y registrada por cámaras fotográficas desde puntos de observación en Tandil (Buenos Aires) y desde el observatorio de El Leoncito en la provincia de San Juan.
El 30 de setiembre de 1975 se lanzó desde Marambio el primero de los vectores, seguido por el segundo el 3 de octubre del mismo año.
CASTORES EN LA ANTÁRTIDA
Extracto del libro "Historia de la Actividad Espacial en la Argentina", de Pablo de León:
Una de las experiencias más interesantes con cohetes Castor se realizó desde la Antártida, en un gran operativo montado por la CNIE en conjunto con el IIAE y el Instituto Antártico. Si bien durante la primera compaña en la Antártida de los Gamma Centauro se habían resuelto muchos de los problemas de lanzamiento en zonas frías, debido al tamaño de los Castor y su mayor tiempo de preparación, era necesario contar con una logística mucho más compleja. El comodoro Cueto relata:
“El cohete Castor fue el cohete más grande hecho acá en el Instituto de Córdoba y con él se hizo un lanzamiento en la Antártida, que me tocó dirigir. Yo fui el director de tiro de ese lanzamiento en la base Marambio. Dentro del programa EGANI, Experiencia Germano-Argentina de Nubes Ionizadas, hicimos evaporar plasma de bario, litio y estroncio a 640 km de altura e inyectamos ese plasma en una línea de campo magnético de la tierra. A los cuarenta y cinco minutos de inyectado, precipitó cerca de Washington y la NASA lo fotografió y mandó un telegrama felicitándonos por el lanzamiento, y diciendo que ellos habían podido fotografiar el trazo luminoso que corrió por la línea del campo magnético de la Tierra. Eso se hizo dentro de un programa de estudios de campo magnético y eléctrico de la Tierra, el director científico de ese programa era el doctor Valenzuela, argentino, y a mí me tocó dirigir los lanzamientos y fabricar el Castor".
Cohete Castor en La Antártida. Nótese el sistema de rieles sobre el cual está montada la rampa de lanzamiento. |
"Como torre usamos un sistema de lanzamiento monorriel comandado por motores para variar tanto la elevación como el azimut. Hubo que montarla en La Antártida, no fue difícil porque para las bases de apoyo de las tres patas fue simplemente colocar un soporte que habíamos hecho en Córdoba y echarle agua, que cuando se congeló quedo cementado. Mucho más fácil que hacerlo acá en el continente. Lo más complicado fue mantener los motores a temperatura adecuada; no podíamos tirar a menos de 26 °C en el canal del motor porque comprometíamos el funcionamiento del iniciador y el arranque del cohete. Este estaba dentro de un hangar, calefaccionado permanentemente con aire caliente provocado por una caldera y un soplador y lo sacamos del hangar a aproximadamente 32 °C. Estamos hablando de propulsante de cohetes así que debíamos andar con cuidado y teníamos el vehículo completo dentro del hangar que se hizo para helicópteros en la base Marambio. Ahí sacamos por un riel el cohete, lo montamos en la rampa y lo envolvimos en una funda calefaccionada, esperamos la coordinación con el doctor Valenzuela que estaba en Tandil y cuando llegó el momento dimos la elevación y el Azimut para el lanzamiento, sacamos la funda, ahí le avisamos por radio que íbamos con la cuenta regresiva e hicimos el lanzamiento. El primero que vio los colores (una nube de color amarillo-verdoso) fue un avión Hércules que venía volando desde el continente hacia La Antártida y asombrados nos dijeron: -¡Estamos viendo una nube rara! - ¡Bueno, si la hemos producido nosotros con un cohete!, les contesté. Lo importante era que el cohete era argentino con una carga útil alemana".
Fuente: Ministerio de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba / “Historia de la Actividad Espacial en la Argentina” , Pablo de León.
Comentario: Deseamos que prontamente nuestro país vuelva a contar con un cohete sonda que le permita disponer de una plataforma de experimentación en la alta atmósfera y realizar experimentos en micro gravedad, de manera que pueda ser utilizada por las universidades e instituciones del sistema de ciencia y tecnología nacional. Este desarrollo está siendo llevado adelante por la Fuerza Aérea Argentina a través del Programa de Acceso al Espacio para la Defensa, mediante el desarrollo de los cohetes Centenario y FAS 1500, y cuyo próximo paso consistiría en el lanzamiento de este último en 2015 (ver aquí).
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