Sigue a continuación una nota publicada hoy en la edición online del diario La Nación, destacando el trabajo artístico de Santiago Espeche, basado en el uso de imágenes satelitales como fuente de inspiración para sus obras. Una nota de color ante la escases de noticias del área espacial.
LA OBRA “ESPACIAL” DE SANTIAGO ESPECHE VIAJA A SINGAPUR
Cinco imágenes intervenidas por el artista ítalo-argentino integrarán la feria Art Stage
Abrazo de Mar, la naturaleza imaginaria. |
El mundo visto desde arriba es el que sirve al artista ítalo-argentino Santiago Espeche como fuente de inspiración para sus obras.
En sus trabajos, la naturaleza se transforma en figuras como dragones, elefantes u otras criaturas que pueden vislumbrarse sobre grandes extensiones de tierra cuando son vistas desde el espacio. Él mismo se define como un artista "espacial", ya que se nutre de imágenes satelitales para dar vida a sus creaciones. Las obtiene de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), donde trabaja, así como de otras agencias espaciales.
Esta modalidad artística es desarrollada por escasísimos creadores en el mundo. Aunque su formación no es científica, él es de los pocos capacitados que cuenta con el ojo lo suficientemente entrenado y con los conocimientos necesarios para leer toda la información contenida en este material. En la Argentina, dice, "creo ser el único, y habrá tres o cuatro en todo el mundo", entre ellos, Peter Sforza.
A partir de mañana, su obra estará en la feria de arte contemporáneo más importante de Asia: la Art Stage de Singapur, a la que Espeche fue invitado y en la que presentará cinco obras (cada pieza que expondrá ronda los US$ 6500).
Acude con la galería Spazio Nuovo, de Roma, codirigida por el argentino Paulo Pérez Mouriz. El sábado pasado, antes de embarcarse en su vuelo a Singapur y de elevarse a las alturas desde las que obtiene la materia prima con la que trabaja, Espeche habló con LA NACION sobre su trabajo: "Llevo una mezcla de cultura argentina, italiana y del país huésped: presento mis obras El carnavalito argentino, Capilla Sixtina y, entre otras, Abrazo de Mar, inspirada en el estrecho de Malacca (accidente geográfico de Singapur)".
Santiago Espeche, hijo de diplomáticos, nació en Roma hace 42 años y vivió en diversas partes del mundo, incluida Buenos Aires, hasta que empezó a trabajar en la Conae, cuyo Centro Espacial Teófilo Tabanera se encuentra en Córdoba, donde reside. Allí fue capacitado para el procesamiento avanzado de imágenes satelitales, las cuales trabaja con fines científicos y, desde hace más de una década, también artísticos.
"Descubrí el potencial artístico de las imágenes y me expreso desde un lenguaje neofigurativo", comenta. "Da Vinci les pedía a sus alumnos que vieran figuras en las manchas y es lo que yo hago. Me he llegado a imaginar una salina con la figura de Cristo y una laguna con la forma de un elefante. El planeta en sí mismo es bellísimo, sólo hay que tener el ojo para verlo: es como con la fotografía. Acá hay también una cuestión temporal; elijo imágenes de lugares que pueden variar según el instante en que los satélites las capten, porque las condiciones atmosféricas te hacen ver imágenes de los lugares que cambian constantemente. Hay algo de lúdico y de poesía."
Su técnica es digital. No interviene la mano más que en el cliqueo del mousse. Elige las imágenes y "colorea" en ellas figuras, obra de su imaginación o a las que desee dar vida sobre la base de las distintas regiones de la superficie marítimo-terrestre.
Espeche explica que cada imagen satelital cubre grandes extensiones del planeta y viene en códigos binarios que se "importan" con una computadora, un monitor y un software especial que traduce ese código en una imagen en tonos de gris. Los colores se agregan dentro del software, para poder discernir un elemento del suelo, de otro. Hay una serie de convenciones a la hora de combinar los colores y la información de los distintos sensores a bordo del satélite, para obtener uno u otro dato. "Mi arte se basa en romper esos códigos en busca de una estética narrativa, tanto en el encuadre como en la combinación de los colores", añade.
Fuente: La Nación
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