Sigue a continuación una nota publicada antes de ayer (24/8) en el portal web de la UNSAM, destacando el trabajo realizado por los alumnos de dicha casa de estudios que les permitió obtener el primer lugar del concurso Open Space, lugar que compartieron con el equipo Space Shielding de la UNLP.
ESTUDIANTES DE LA UNSAM GANARON EL CONCURSO DE SATELLOGIC Y ACADEMIA EXPONENCIAL
La primera edición del concurso OPEN SPACE dirigido a menores de 25 años contó con 300 participantes de todo el país.
Integrantes del equipo To Infinity and Beyond. |
Un grupo de estudiantes de cuatro universidades nacionales con mayoría de la UNSAM, y otro grupo de UNLP, UNCALP, y UTN fueron premiados con el primer puesto y la oportunidad de construir un módulo para que Satellogic lo lance dentro de uno de sus nanosatélites, en 2021.
Satellogic es una empresa de tecnología reconocida en el segmento de imágenes satelitales por su innovador concepto de constelaciones de microsatélites. El valor de la compañía crece constantemente desde que fue creada hace 10 años y los expertos esperan que supere los mil millones de dólares, sumándose al selecto club de unicornios surgidos desde Argentina (Mercadolibre, Globant, Despegar, Auth0 y OLX). En este contexto, y el de las capacidades espaciales de la empresa estatal INVAP y las demandas de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), comienzan a generarse en Argentina iniciativas para sumar jóvenes a esta área tecnológica que se expande en los países más avanzados del mundo.
Open Space es una iniciativa de Satellogic y Academia Exponencial, otra organización privada vinculada a la tecnología y a la ciencia espacial. En conjunto buscan promover el interés por la ciencia, la tecnología y la ingeniería en los jóvenes, con el apoyo de organizaciones como INVAP, Skyloom, el Instituto Balseiro, el ITBA, Digital House, y las Universidades de San Martín, La Plata, San Andrés y la Fundación Varkey.
Durante 2020 Open Space realizó un concurso en el que participaron más de 300 jóvenes menores de 25 años de todo el país. La final fue entre cinco equipos y se realizó de manera remota. Los ganadores fueron los equipos “To Infinity and Beyond” (TIAB), conformado mayoritariamente por estudiantes de la UNSAM (10 de 13), UNCuyo, UTN-FRC, y UBA (ver recuadro El equipo de “To Infinity and Beyond”) y “Space Shielding” por estudiantes de la UNLP, UNCALP, y UTN. Por un lado, la propuesta de “To Infinity and Beyond” fue desarrollar un “gemelo digital” que se nutra de información generada en órbita por satélites de Satellogic para que estudiantes universitarios tengan más herramientas a la hora de diseñar tecnología espacial. Por otro lado, “Space Shielding” propuso utilizar un escudo que proteja componentes electrónicos de la radiación. De ser efectivo, esto le permitiría a la industria utilizar componentes más económicos y reducir costos de manera significativa. Como premio ambos grupos podrán integrar de forma colaborativa sus proyectos en un único módulo para que viaje al Espacio en 2021, instalado en un nanosatélite de Satellogic.
“Casi la mitad de las misiones con nanosatélites tuvieron fallas parciales o totales entre 2009 y 2016 (43%). Si bien los nanosatélites son muchísimo más baratos que los satélites de NASA o de INVAP, cada nanosatélite cuesta varias decenas de miles de dólares, por lo cual reducir el margen de error lo máximo posible es importante para promover el acceso al espacio”, explica Tomás Burroni, estudiante avanzado de ingeniería de la UNSAM y uno de los 13 integrantes del proyecto seleccionado por un jurado multidisciplinario. En esta entrevista, Burroni cuenta más sobre el proyecto y la experiencia del grupo.
¿Cómo se enteraron del concurso?
Nos contó el decano de la Escuela de Ciencia y Tecnología, Federico Golmar, quien ya contaba con colaboraciones con Satellogic para poner plaquetas con memorias especiales que había diseñado con un grupo multidisciplinario (LaboSat). Apenas abrió la convocatoria en noviembre de 2019 ya empezamos a armar el equipo.
¿Cuál fue el problema que buscaron resolver?
Diseñar un satélite o una carga útil para un satélite tiene tres dificultades adicionales a la de diseñar un equipo electrónico. En primer lugar, los satélites son caros de producir. Son pocos los países, menos del 40%, que cuentan con satélites propios en el espacio. Y la propiedad intelectual está lejos del alcance del público. En segundo lugar, las posibilidades de fallar son altas: el 43% de las misiones de pequeños satélites sufren fallas parciales o totales. Y en tercer lugar, se manejan grandes cantidades de datos, el ambiente del Espacio es muy hostil, los plazos de desarrollo son muy limitados, y se cuenta con una única oportunidad de no fallar, porque no es posible ir a reparar o modificar el satélite. Todo esto convierte a los proyectos espaciales en sistemas gigantes y muy complejos. Invertir tiempo y recursos en algo que quizás no funcione desalienta a cualquier actor, sobre todo a los más débiles, como quienes nos estamos formando. Nuestro proyecto está pensado para que todos los estudiantes que sueñan con emprender en el espacio, tengan las herramientas para poder hacerlo.
¿En qué consiste esta solución de un gemelo digital?
Es una plataforma digital generada a partir de la combinación de varios simuladores que se alimentan de información de sensores en satélites. Su utilidad es la de asistir el diseño de módulos o satélites. Se le dice gemelo digital porque la idea es construir a partir de él la versión física. Es una tecnología relativamente nueva que se está empezando a implementar mucho en la industria espacial, pero que todavía no es muy famosa. Nuestro valor agregado es hacerlo en Argentina y de forma abierta.
¿Cómo funciona?
Hay componentes de los satélites como las cámaras que para funcionar tienen que estar por encima de 0 grados. Por eso al diseñar el módulo en el que viaja esa cámara hay que tener en cuenta cuánto calor va a recibir del Sol y de la Tierra. Para calcular la temperatura final hay que considerar también el color y el material de la cara del satélite que da al exterior, la orientación y la forma del satélite. Hay simuladores para calcular eso y muchas otras cosas, como por ejemplo, por dónde va a orbitar el satélite. Lo que nosotros propusimos es combinar varios simuladores en un gemelo digital del satélite, para apoyar la tarea de diseño a partir de una visión más holística. Los cálculos de ese gemelo digital van a mejorar a partir de la cantidad de datos que se recolecten con sensores en los satélites. Esos sensores son los del “gemelo físico”. Después cualquier iniciado puede cargar un diseño en el gemelo digital y calcular qué temperatura va a tener cada parte del satélite o sus módulos.
¿En qué consiste el premio?
Satellogic tiene pequeños satélites. Se los suele llamar microsatélites si están entre 10 y 100 kg. Los de ellos son de 40 kg. Sus satélites llevan una cámara para sacar fotos de la Tierra, que es lo que ofrecen comercialmente como servicios, y todo lo que hace que esa cámara funcione. Lo nuestro no sería un satélite independiente, es una “carga útil secundaria” (la carga útil primaria o principal es la cámara de Satellogic, es lo que justifica la existencia del satélite). Nosotros vamos acoplados en un espacio libre que tienen ellos en su satélite y nos dan potencia y comunicación, o sea que nos atornillamos a su estructura y nos conectamos a un par de cables para poder funcionar y pasarle a ellos los datos, que después se encargan de transmitirlos a tierra. El satélite va a estar operando normalmente y aproximadamente 1 vez por dia encienden nuestro experimento por 10 min para que podamos recolectar nuestros datos y entregarselos.
¿En qué etapas están el gemelo digital y la “carga útil”?
Nuestro modelo actual es un prototipo. Aunque representa en gran parte a nuestro modelo de vuelo, sabemos que todavía nos queda camino por recorrer. De hecho, recién estamos entrando en contacto con el otro grupo para combinar los proyectos. Para poder poner el modelo en órbita se debe llegar al estándar mínimo de confiabilidad que propone NASA, el cual sería un TRL de nivel 7. Para llegar a ese nivel es necesario pasar a la fabricación del modelo de vuelo y luego someterlo a ensayos ambientales, como lo son la prueba de vibrado en el shaker y un ciclado térmico en una cámara de termovacío. La idea es llegar para el año que viene, pero depende de cómo evolucione la pandemia.
¿Diseñar este tipo de dispositivos es algo que está en el horizonte de lxs estudiantes de ciencia y tecnología?
Nuestra propuesta tiene una segunda estrategia que consiste en ofrecer charlas y talleres para estudiantes de todo el país, para acercarlos a la temática. Esta es una oportunidad única, donde podemos hacer realidad algo que para nosotros hasta el día de hoy parecía de ciencia ficción. Nos imaginamos a estudiantes de cualquier parte del país, y del mundo, interactuando con un satélite en el espacio, y no alcanzamos a dimensionar el impacto que puede tener esto en el futuro, donde soñamos con estar impulsando una futura generación de científicos. Nos encantaría poder formar parte de este proceso mundial de democratizar el acceso al espacio y permitirle a todos los jóvenes la entrada a este mundo increíble.
¿Dónde se imaginan trabajando una vez que se reciban?
Las opciones en materia espacial en el país son CONAE, INVAP, Satellogic, o alguna otra empresa privada de las que surgieron en los últimos años, o como emprendedores. También está la opción de hacer un posgrado y después ver qué oportunidades se presentan. A mí personalmente me interesa esta última opción.
¿Conocieron al fundador de Satellogic?
A Emiliano Kargieman lo vimos en la charla de apertura el año pasado en el planetario, pero no hubo mucha ida y vuelta. Los organizadores quieren armar una presentación con él para que le mostremos los proyectos en las próximas semanas.
Fuente: UNSAM
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