Sigue a continuación un artículo de Daniel Arias, publicado en El Blog de Abel en forma de una saga denominada "Tronador: todavía cantamos", sobre la actualidad del Proyecto Tronador que lleva adelante la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
TRONADOR: TODAVÍA CANTAMOS
Por Daniel Arias
Ayer 23 de noviembre, en la Estación Espacial Punta Indio, “la pequeña Houston bonaerense”, una valvulita dio señales de fallar a bordo del cohete Vex-5, de 16 metros de largo, ya en torre de lanzamiento.
Dos íconos de una Argentina emperrada en ser mejor: Franco Varotto, presidente de la CONAE, con el cohete Tronador 2 (en maqueta) de fondo. |
Entonces, a 15 kilómetros de distancia, en Pipinas (1000 habitantes, a tiro de la ruta 36 pero sobre la costa del Plata) la gente de telemetría de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) decidió abortar. Nada ilegal, sálvenos Dios. Como sabe cualquier telespectador de “space operas”, eso es posponer el disparo de un cohete con la cuenta regresiva ya en curso. En este caso, el lanzamiento se atrasa unos días. Y el vehículo de marras es el Vex-5, quinto y último prototipo de la agencia espacial argentina en el camino hacia el Tronador II.
El centro de operaciones de la CONAE funciona en el viejo cine del pueblo. “Éramos tan pobres…”, como decía Alberto Olmedo.
La CONAE es increíblemente gasolera, pese a su currículum: una agencia espacial con 5 satélites construidos y disparados, de capacidades, complejidad y peso crecientes (la línea SAC), y tres en construcción (2 SAOCOM y el SABIAMAR, éste con Brasil).
Todos los disparado fueron exitosos, salvo el primero (el SAC-B). Se jodió porque a la NASA, asociada el proyecto, no se le ocurrió mejor idea que subirlo a un misil crucero rebautizado como sistema experimental de puesta en órbita. Pegasus XL se llamaba aquel engendro. O aceptabas montar al Pegasus, o tenías que esperar 2 años a que la NASA volviera a darte algún lanzamiento más decente. Pero corría apuro: había que mostrar que la CONAE, demasiado nueva en su métier, funcionaba.
Esto sucedió el 11 de abril de 1996: ya pasaron más de 20 años, y la gente se olvida… El maldito cohete, ya en altura de inyección orbital, “se olvidó” de soltar el satélite: los pernos explosivos que lo unían al mismo no detonaron. En consecuencia, el SAC-B, impedido como quien carga un piano por mochila, no tuvo espacio para desplegar sus paneles fotovoltaicos. Y aunque entre pasada y pasada orbital la muchachada de telemetría vió que a bordo funcionaba todo joya, era claro que se iba quedando sin baterías, y adiós. Y así fue.
Conrado Varotto (pero algunos lo llaman “Franco”,) presidente de la CONAE entonces (y continúa) se encogió de hombros. “Psé… Era un satélite astronómico, de ciencia pura, no una misión aplicada a la economía o al gobierno argentinos. Lo que quedó demostrado es que nuestros fierros funcionaron bien”, soltó. Lo hizo para irritar a quien correspondiera en Orbital Sciences, fabricante del Pegasus, y lo debe haber logrado: desde entonces, sólo tuvo éxitos. Pero su declaración muestra que a Varotto felizmente le falta el chip del pesimismo. Si lo tenés, tu biografía es otra.
Quedó también demostrado que si querés ser un país espacial, ahí arriba no llegás a dedo ni haciendo vaquita con la NASA. Podés estar construyendo los dos satélites-radar más complejos y potentes de la historia espacial, como hace hoy la CONAE con los SAOCOM 1 y 2, centavito a centavito en INVAP, Bariloche. El SABIAMAR avanza más rápido porque tiene financiación externa. Como sea, si no tenés tu propia escalera al cielo (por citar ahora a Led Zeppelin), a lo sumo sos un país “medio espacial”.
Cohetero es quien puede y se la banca
El Tronador II es icónico: 3 millones de argentinos vieron su maqueta de 28 metros de alto presidiendo la primera Tecnópolis. Era un cheque sin fecha: faltaban al menos 5 tests planificados de vehículos más chicos, de tamaño, potencia y complejidad crecientes, para que la CONAE llegue al aparato final, el que aspira a fabricar en serie para poner en órbita baja satélites de bajo peso y costo (250-300 kg.) y estructura segmentada, los SARE.
Estructura segmentada significa lo opuesto de “todo en uno”. Los satélites segmentados funcionan “en enjambre”, interconectados como una red informática, intercambiando información y capacidades: uno puede tener cámaras en infrarrojo, el segundo cámaras en el rango óptico, el tercero, un radar, el cuarto puede encargarse de las comunicaciones con la Tierra, tanto las de la navegación del enjambre y de sus componentes, como las “bajadas” de la información recolectada. Y así se pueden ir sumando decenas de módulos. Si se descompone un satélite que no sea el cuarto en esta enumeración, la red sigue funcionando hasta que lo repongan. Si hay que modernizar el enjambre, se le añade un SARE con actualizaciones o capacidades nuevas. Una vez que construiste una red satelital, no tiene por qué envejecer.
Como casi toda idea argentina interesante (el bondi, el dulce de leche), ésta tampoco es argentina. La tienen casi todos los países y empresas privadas espaciales, para bajar sus costos. Lo que es argentino es construir un cohete específico para este tipo de cargas. Es un modo sensato o barato –nadie dijo “fácil”- de volverse el décimo país del planeta con acceso propio al espacio.
Pese a ser un cohete chico, el Tronador tiene una tecnología compleja y totalmente nueva en una región donde sólo existe otro jugador espacial: Brasil. La primera etapa del Tronador es “criogénica”, como la del Saturno V en 1969 o el Falcon 9 de Space X contemporáneo. Se la llama así porque usa oxígeno líquido, un fluído color azul, como comburente y RP-1, un dodecano (querosene, para los amigos) de muy alta pureza como combustible.
Un cohete criogénico, señores, no es moco de pavo: el oxígeno permanece líquido entre los -183º y los -218º. Y las bombas que impulsan ese líquido letal a la cámara de combustión deben soportar esas temperaturas, y de yapa unas fuerzas G que te la cuento, porque giran a entre 30 y 35.000 rpm. Y todo sin hacerse pedazos por fragilización térmica de sus materiales. ¿De qué las hacen, esas bombas? ¿Qué lubricantes usan? Varotto no te lo va a decir y Héctor “Cacho” Otheguy, gerente de INVAP, el contratista principal de ingeniería de la CONAE, tampoco. Pero es todo “made in Argentina”. El proveedor externo que te quiera dejar en tierra, está fregado.
La segunda etapa usa propelentes líquidos más convencionales y “cincuentosos”, almacenables a temperatura ambiente: monometilhidracina como combustible y tetróxido de nitrógeno como comburente. Nada de creerse que son tan amigables: los derivados de la hidracina corroen tanques y caños titanio como lijas químicas, de modo que hay que cargarlos a último momento, y de yapa –en caso de derrame- son volátiles y muy tóxicos. Si los cohetes de combustión líquida fueran menos neuróticos, habría decenas de países con puesta en órbita propia. Sólo hay nueve. Y un aspirante: nosotros.
Las dos etapas en sí ya son una novedad para la Argentina, y la separación limpia y a tiempo, un riesgo tecnológico adicional. Me pongo nervioso de sólo contarlo.
Brasil estuvo muchos años tratando de llegar a esto y tiró el guante tras un accidente en lanzamiento el 22 de agosto de 2003 que mató a 23 personas, entre ellas parte de la plana mayor técnica de la Agencia Espacial Brasileira (AEB). Nadie pensó que los vecinos abandonarían, máxime con el éxito que han tenido como país aeronáutico desde 1969 gracias a Embraer, y menos que menos cuando Lula ganó las elecciones. Pero tiraron oficialmente la toalla en febrero de este año.
Los brasileños tenían una tecnología de propulsión más sencilla y lógica para cualquier debutante espacial. Es la misma que tuvimos en Argentina hasta que no nos dejaron: combustible sólido, una mezcla de gomas con oxidantes y aluminio finísimamente pulverizado llamada genéricamente “grano”. La usan todos los misiles aeronáuticos, y era lo que movía a nuestro Cóndor II antes de que llegaran Carlos Menem y Guido di Tella a destruirlo.
La muerte del Cóndor
El cohete Cóndor no era exactamente “la argentinidad al palo”, en materia de tecnologías, y en ese sentido marcaba un corte ideológico profundo con la actividad previa, guiada por la aversión a comprar tecnología extranjera. El grano era un desarrollo químico de la SNIA Viscosa de Italia, y los componentes metálicos y cerámicos del motor y la tobera pertenecían a Messerschmitt Bölkow Blohm (MBB) de la República Federal Alemana. El sistema de guiado, como se dijo, era malo: podía pegarle a un blanco… o no, con una imprecisión en el impacto de hasta tres kilómetros.
Como la CNIE no tenía mucha plata, parte de la financiación del Cóndor vino de Egipto, donde expertos argentinos montaron una planta de motores clonada de la de Falda del Carmen, Córdoba. Los egipcios, encantados, se disponían a vender la tecnología a medio Medio Oriente. Los israelíes, que nos habían ofrecido sus propios motores sólidos sin éxito, ante la perspectiva de tener que convivir con vecinos súbitamente dotados de misiles mucho mejores que la porquería de los Scud que la URSS le había vendido a Irak, se pusieron “del tomate”.
Como los combustibles sólidos dan misiles confiables, tras la guerra de Malvinas teníamos a la OTAN encima tratando de liquidar como fuera el Cóndor, que estaba causándole un tremendo dolor de huevos en dos lugares distantes del planeta a la vez. Una vez que lo lograron, para la Argentina estos combustibles se volvieron anatema. Bueno, al menos un tiempo, hasta que el gobierno kirchnerista impulsó desde el Ministerio de Defensa el proyecto Gradicom III, que se hizo puré a 7 segundos de lanzado en 2013, aunque sus modestos antecesores I y II habían funcionado bien.
Aunque cualquier combustible sólido tiene menos impulso específico que los líquidos (digamos, da menos kilometraje por kilogramo, en términos automovilísticos), es de lo más misilero que hay. Soporta golpes, vibraciones y cambios de temperatura, los almacenás años enteros adentro del cohete, pero ante la necesidad, apretás el botón y fssss… sale volando. Y con qué aceleración. Los sólidos dan siempre ese tremendo empuje inicial, aunque no dura mucho: se queman a velocidad constante pero relativamente rápido, y sin casi posibilidad de regular o interrumpir su combustión, como cañitas voladoras.
Esa rigidez de quemado, que sólo dos o tres países lograron dominar, vuelve bastante tosco a cualquier vector sólido para las maniobras finas que suponen la inserción orbital de uno o varios satélites. Una solución es ponerle al lanzador sólido una segunda etapa líquida, pero los brasileños no la intentaron. La otra salida habría sido dotar al o los satélites de sistemas de propulsión y navegación propios sobredimensionados, pero eso es resignar kilos –pueden ser toneladas- de la carga útil satelital específica, es decir la cámara o sensor o pendorcho comunicacional que le da función y sentido al aparato.
Cuando a Brasil le estalló el VLS en la base de Alcántara, ese vehículo venía de tres fracasos previos. Los vecinos habían construido un lanzador sumamente modular: cuatro VLS como “strap on boosters” (impulsores adosados al vehículo principal). Y este vehículo principal era otro VLS más, pero “con jeitos” sofisticados para inyectar dos satélites de 250 kg. cada uno a 200 km. de altura. Tanto contratiempo es extraño: Brasil había logrado alturas de 160 km. con su VS 30, y de 600 con su VS 40. Muy bueno, aunque en 1969 el Cástor, anteúltimo cohete sólido de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (CNIE), ya llevaba 48 kg. a 400 km. Y con grano argentino de menor impulso específico que el del Cóndor II.
Del VLS, todavía no se sabe qué causó el encendido espontáneo del “booster” que hizo volar todo en pedazos, tres días antes del lanzamiento previsto y con la plataforma llena de expertos trabajando como hormigas. Eso da la pauta de que incluso dominar éste, el sistema de combustible más primitivo de la historia de la cohetería, te puede volver bastante loco, al menos aquí en Sudacaland. Y eso sin caer en hipótesis conspirativas.
A diferencia de lo que pasó con la Argentina, que recibió aprietes públicos tremendos de “La Embajada” durante épocas de Alfonsín para matar el proyecto Cóndor II (y hay que reconocer que don Raúl se negó taxativamente), a Brasil aparentemente los americanos lo dejaron hacer.
Es cierto que el Brasil de la última dictadura militar venía de ser el “Golden Boy” de los yanquis en América Latina. A nosotros, siempre a punto de trenzarnos a tiros con los chilenos y luego capaces ir a la guerra en serio y nada menos que contra el socio favorito del Tío Sam en la OTAN, nos llovían los rebencazos condoricidas. Por otra parte, apretar a Itamaraty desde épocas del dictador Geisel en adelante ha sido más difícil que hacerlo con el Palacio San Martín. El State Department lo sabe.
Si algo extraño del Cóndor es que ya lo conocíamos de sobra y en uso civil, hoy sería un “strap on booster” más que aceptable si uno tiene otro vector más navegable y preciso para colgárselo. Eso nos habría evitado complicaciones fascinantes.
Cohetero es el que no afloja
Por mucha experiencia exitosa que tengas en aeronáutica (como Brasil) o tecnología nuclear (como la Argentina), con la baquía que eso te da en materiales especiales y electrónica de control, los combustibles líquidos de cualquier tipo, almacenables a temperatura ambiente o criogénicos, son un desafío técnico subido. De no serlo y tanto, los brasileños lo habrían encarado.
Con propelentes líquidos, hasta llegar a un aparato con un 80% de confiabilidad, que todavía no le podés vender a nadie, te van a tener que haber estallado unos cuantos en rampa o en vuelo. Y para llegar al 90%, todavía inaceptable en el mercado satelital, ni hablemos.
No tiene vuelta. El que no quiera pagar ese precio, que no se meta. El que lo pagó y llegó a algún producto capaz de exportar lanzamientos, ése es un país espacial por la propia, que gana plata en su mostrador, en lugar de hacer cola tres años ante los de los proveedores mundiales de puesta en órbita para manotear la primera bodega más o menos en precio, en la fecha justa, con un vehículo –que suele transportar tu carga como “copasajero” de alguna que le interesa bastante más- que además te lleve al tipo y altura de órbita que necesitás.
Lo dicho, un país espacial sin cohetería es un país “medio espacial”.
Si la CONAE debió obligarse a seguir una línea de propelentes líquidos es por evitar interferencias de La Embajada. Si a ese rato la CONAE le añadió la audacia adicional de intentar una primera etapa criogénica… bueno, eso es Varottismo Puro. Como dice Borges: “Siempre el coraje es mejor…”.
La muerte del Cóndor dejó un post-trauma tecnológico de escala nacional, del que Varotto está tratando de curarnos desde 1996. En su obsecuencia, Menem y Di Tella fueron tan lejos que no sólo destruyeron los Cóndores construidos y mandaron los pedazos a los EEUU para verificarse allí su defunción, sino que alguien (ignoro quién) logró pararlos cuando los tipos trataban además de dinamitar los búnkeres anti-explosión de la fábrica de Falda del Carmen, en Córdoba.
Hoy allí la CONAE tiene su Centro Espacial, y las potentes antenas que “navegan” y “bajan señal” de sus satélites, y las de varios otros países asociados.
El anatema cayó sin atenuantes sobre la vieja CNIE (Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales), dependiente de la Fuerza Aérea). Ese Lázaro no resucita.
Tenía historia… Desde los ’60 y hasta 1991, cuando Menem la cerró, la CNIE desarrolló varias líneas de alcance y potencia crecientes de cohetes sólidos para investigación de esa parte de la atmósfera que ya pertenece al espacio, por encima de los 100 Km. de altura.
Y por monedas. La CNIE fue un pariente pobre dentro de la Fuerza Aérea Argentina, siempre más pendiente de sus aviones de combate y lo suficientemente miope como para no entender que ese extraño apéndice espacial que le había crecido bajo las alas, la CNIE, era un buen centro de desarrollo para tener misiles aire-tierra, tierra-aire y de bombardeo “stand off”, capaces de viajar en la bodega de un Canberra (por dar un ejemplo de la chatarra de 2da mano que la FAA solía comprar), y poner knock-out un blanco desde una distancia segura para el avión. ¿Pero todo eso, salvo el misil crucero, que no te lo vendía nadie, no se compraba a Francia, Italia o Israel? La FAA de los años ’50 tenía su propio misil crucero, el Tábano, guiado por radio desde un bombardero, que no fabricó jamás. Y es que después de 1955 la fuerza sufre de otro post-trauma del que no se cura: el del aborto del Pulqui II.
La FAA redescubrió a la CNIE cuando necesitó o creyó necesitar algo que iba a ser difícil comprar en el exterior “off the shelf”, listo para usar. Por el contrario, había que poner cierta inteligencia propia al menos para formular las especificaciones de algunos componentes, y resolver la ingeniería general. Fue el proyecto Cóndor II, misil cuyo alcance en trayectoria balística y porte (1200 kilómetros con una carga útil de media tonelada) se fijaron en las épocas que casi terminan en una guerra con Chile. Pero los sistemas de guiado no eran muy buenos: el rango de precisión andaba por los tres kilómetros, una porquería salvo que tengas una carga nuclear. Y no era el caso.
Alfonsín -cuya política externa fue sumamente pacifista- defendió el Cóndor a capa y espada. Probablemente con razones: el malhadado misil podía volverse un sistema de puesta en órbita o parte del mismo, cómo no. La FAA podría haberlo ayudado en esa transición contactándose con la Secretaría de Ciencia y Técnica, entonces a cargo del impecable Manuel Sadosky, para que éste adaptara su único proyecto satelital para un viaje en el Cóndor.
Este solitario satélite sin hinchada propia era el SAC-B, un aparato que debía servir para detectar el origen de los “X-ray bursters”, explosiones de rayos X del espacio profundo. Sí, concuerdo, un asunto típicamente CONICET “de antes”: ciencia pura más bien cara, sin aplicación posible en la Argentina, pero que construye currícula y carreras personales. Por supuesto, con los fondos del CONICET en tiempos de Alfonsín, el proyecto no lograba avanzar ni en planos.
Pero poner unos dólares y un poco de cintura política en unir el Cóndor II con el SAC-B le habría dado tapas de diario y horarios centrales al CONICET, que para la opinión pública argentina no existía, y al Cóndor II le habría comprado una legalidad científica que quizás, a la larga, lo podrían haber salvado del desguace a cargo de la patota del Ministro de Relaciones Carnales.
Pero esa sinergia jamás sucedió. En épocas de Alfonsín la comunidad científica y la militar sencillamente no se hablaban. La primera le debía muchos muertos y exiliados -entre ellos el propio Sadosky- a la segunda. Y la FAA, con la mitad de sus aparatos perdidos en Malvinas y su presupuesto reducido a nada, estaba más dedicada a conseguir fondos para seguir desarrollando el Cóndor en oscuras sociedades triangulares con la República Federal Alemana, Egipto y en algún momento, Irak. Y tal vez también otros indescifrables países de Medio Oriente, que ya entonces empezaban a suministrar villanos barbudos y morochos en las películas de Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. Pobre Cóndor II, cuando se las tuvo que ver con Rambo, Terminator y además con el Calos Menem, Guido Di Tella, George H. Bush y el embajador-virrey Terence Todman.
La saga de Varotto
No bien hubo cerrado la CNIE (Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales), la Cancillería tuvo que poner algún sello que ocupara su lugar, al que llamó CONAE, y lo hizo con un abogado como presidente. ¡Genial! El tipo odiaba ese destino de castigo y lo que sabía de asuntos espaciales cabía detrás de una estampilla y sobraba lugar. Lo entrevisté para Clarín con auténtica curiosidad, pero no me dejaron publicar nada al respecto. Aunque si como dicen en las facultades de Comunicación Social, hay artículo no cuando un perro muerde a un hombre sino cuando un hombre muerde a un perro, eso de crear una agencia espacial PARA NO HACER UN COHETE era noticia de aquí a la China.
Pasaron los meses y llegó a la CONAE un director más publicable: el astrónomo Jorge Sahade, quien empezó a explorar la posibilidad de que la agencia al menos sirviera para ir aprendiendo ingeniería satelital. Para ello, y como era astrónomo, desenterró los polvorientos planos y especificaciones del SAC-B. Nadie esperaba en el gobierno que de allí surgiera algo de importancia real. Y yo tampoco.
Sahade se fue rápido. En su lugar, inesperadamente para todo el mundo, apareció una figura que debió causar un repeluz en “La Embajada”: sí señor, el mentado Franco Varotto, ex Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), fundador de INVAP, y la persona que entre 1978 y 1982 recibió el mandato de diseñar y poner en línea una planta secreta de enriquecimiento de uranio, porque el proveedor (EEUU) había interrumpido su suministro a la Argentina. Eso merece aclaraciones.
Van las aclaraciones
Ese embargo de uranio tiene su historia. En 1978, el presidente Jimmy Carter adujo que “hacernos corralito” con el uranio enriquecido era un merecido castigo a la bárbara cacería humana desatada por El Proceso. Pero don Jimmy, antes de presidente de la Gran Democracia del Norte, había sido ingeniero nuclear de la US Navy y no se chupaba el dedo: la CNEA acababa de incurrir en la afrenta de exportar dos reactores nucleares a Perú, el RP-0 y el RP-10, infringiendo lo que los yanquis consideraban un mercado reservado para sus mayores empresas nucleares: General Electric, Westinghouse y Babcock & Wilcox.
Ya bastante había jodido la Argentina los intereses de las mismas cuando optó, en el lejano 1967, por hacer centrales núcleoeléctricas de uranio natural, primero con la KWU de la República Federal Alemana, y luego con Canadá. Eran y son menos eficientes que las de uranio de bajo enriquecimiento, pero volvieron al país menos apretable. Si comprábamos cualquier central de uranio de bajo enriquecimiento y los EEUU nos organizaban un embargo mundial de ese combustible, aquí nos matábamos a apagones masivos. Esto lo entendió hasta Onganía, que no era exactamente un “yankee hater”.
Pero con los reactores (que no son centrales) la cosa es distinta: necesitan enriquecido, sea al 90% “como los de antes” o el 20% que es norma de hoy. Los varios reactores que teníamos operativos en 1978 no producían electricidad sino cosas más intangibles para la población de a pie, como capacitar ingenieros y químicos nucleares, y fabricar materiales especiales para la industria nuclear, aeronáutica y electrónica, que teníamos las tres.
Sin embargo, impuesto el embargo, en la Argentina ya estaba funcionando desde hacía 5 años el único reactor de la región que producía radioisótopos para medicina nuclear. De modo que sin combustible yanqui –ni ruso, ni francés, ni inglés- se quedaban sin diagnóstico y/o tratamiento algunos miles de cardíacos y cancerosos, no incluidos por Carter en su defensa de los derechos humanos.
Crudamente, el mejor castigo posible -tanto para la Argentina como para Perú, por hacer comercio nuclear Sur-Sur, era dejarnos sin combustible, a nosotros por venderles reactores y a ellos por comprarnos. Y que el resto de la región entendiera el mensaje.
Ante la situación, el complejo y todavía debatido almirante Eduardo Castro Madero, entonces presidente de la CNEA, decidió arriesgarse y en secreto diseñar y construir esa planta mínima que fue Pilcaniyeu. Para lo cual le dio mandato al mencionado y entonces joven Varotto, su director estrella de proyectos raros.
Y Varotto ubicó la planta en Pilcaniyeu, población 800 habitantes, en medio de la nada de la estepa rionegrina pero a tiro de Bariloche, porque parte de la logística de componentes pesados se podía hacer usando la línea del Ferrocarril Roca Baires-Bariloche. Y sagaz, la diseñó deliberadamente chica y de tecnología atrasada, para dificultar la detección de compras de insumos críticos importados por parte de la CIA. Pero también para que una vez detectada –y era inevitable que sucediera- quedara claro con una simple foto satelital que era una instalación demasiado chica y obsoleta como para enriquecer uranio al 90%, es decir “grado bomba”.
El cálculo político de Castro Madero y Varotto era: “Cuando descubran que ya tenemos la tecnología, aunque enriquecer uranio nos resulte carísimo, van a recular en chancletas con tal de que no ampliemos la planta“. Y sucedió tal cual. El embargo se terminó, y desde entonces INVAP, capacitado para vender caballos con pasto y todo, se volvió el proveedor más exitoso de pequeños reactores nucleares de investigación del mercado mundial. Posición hoy en peligro y amenazada por Corea del Sur y Rusia, pero todavía real y defendible.
Los que sufrieron represalias económicas graves por aquella audacia, en tiempos de Alfonsín, y luego aún más graves, en tiempos de Menem y De la Rúa, fueron la CNEA e INVAP. Esta última empresa, falta totalmente de pedidos por parte de la CNEA, cuyo presupuesto Alfonsín bajó a la mitad del de 1983, se las tuvo que arreglar a pura exportación en un mercado inmensamente monopólico y contra competidores como los EEUU, Canadá, Francia, la URSS, Japón y siguen las firmas. Pero salió triunfante, porque la opción era cerrar y tenía buenos fierros para vender. Claro que en el 1991 tuvo que echar a 700 de sus 1200 empleados, el 90% de los cuales eran profesionales y técnicos de alta graduación. ¿Y adivinan quién fue el echado número uno, aquel año? Sí, adivinaron.
Lo que sigue es largo para contarlo, pero lo resumo: en 1994 y con Menem todavía practicando la profesión de vendepatria con entusiasmo de inventor, vuelve Varotto a escena y nada menos que para dirigir la CONAE. ¡Y además seguía en su puesto Di Tella, el carnal! Varotto se sienta en su nuevo y austero trono de Paseo Colón 751, se acomoda los anteojos (una barricada de vidrio), y tranquiliza al embajador James Cheek haciendo sociedad con la NASA y poniendo a la CONAE bajo la tutela de la mismísima Cancillería. Para mostrar más inocencia, en materia de tecnologías duales, faltaba que se vistiera de boy scout, o se pusiera la camiseta de cuervo (Cheek era fanático de San Lorenzo).
Pero Varotto es Varotto
No bien lo fui a ver a su nuevo despacho, me adelantó: “Sí, Arias, vamos a hacer un montonazo de satélites con la NASA, y con los europeos que se quieran prender, y con Italia no te cuento. Pero de astronomía, olvidate. Damos vuelta todo satélite futuro de la CONAE. De ahora en más, miran para abajo. Van a ser de observación de la Tierra, y vamos a desarrollar toda una tecnología propia de sensores que suministre información útil al campo, a la industria y al gobierno del país. Cosa que no lográs, por motivos técnicos de órbitas, tasas de revisita y de apuntamiento de cámaras, con los satélites de ajenos“.
Ya me empezaba a gustar lo que oía. El regreso de un fierrero. Aunque me parecía mucho para una agencia espacial de… ¿Sesenta personas?
“Además –siguió El Petiso-, con esto de reflotar el SAC-B del CONICET, donde dormía, estamos aprendiendo un toco de ingeniería satelital de la NASA. Y de paso y cañazo, salvamos a INVAP –que está absorbiendo todo este know-how nuevo- de desaparecer, al menos este año. Porque el contrato de diseño y construcción del satélite se lo doy a ellos, y son 15 palos verdes“.
Me quedé mudo. INVAP acababa de cobrar la construcción del reactor ETRR de Inshas, Egipto. Australia, que andaba necesitando un aparato aún más complejo, era una posibilidad lejana, más o menos como la de tomarse un cafecito con Claudia Schiffer, y nuevamente la firma barilochense estaba a punto de quebrar, por falta de clientes. Esos 15 palos en buenas manos no iban a ser un salvavidas, sino una tabla de windsurf. Con Héctor “Cacho” Otheguy a cargo, formado por Varotto y de yapa tipo habilísimo para negocios, quién te dice… capaz que los barilochenses se salvaban y todo. Ayudados por el mismo tipo que habían echado hacía no mucho. Y que venía a ser su fundador. ¿O refundador? Me sentí un poco mareado.
Y entonces Varotto miró la hora, dio por terminada la entrevista, me hizo señales de que me rajara, y cuando yo ya estaba cruzando la puerta, añadió, “medio desganado de guapo”, como dice Borges: “Ah, me olvidaba, Arias. También vamos a hacer un cohete“.
Eso, dicho desde el timón de la primera agencia espacial del mundo fundada para no hacer un cohete.
Naturalmente, mientras me tomaba el bondi para escribir todo esto en Clarín, donde no me creerían ni una palabra, pensé que “El Petiso”, que así lo llaman injustamente por tener más o menos mi estatura, se había vuelto loco.
Eso fue en 1994, hace 22 años. Hoy El Petiso y yo estamos más viejos y no sé si menos locos. Pero el tipo dijo en pleno menemato que iba a hacer un cohete y lo está haciendo. Con combustibles líquidos, y un grado de sofisticación muy superior al del VLS brasileño en el momento fatal de 2003, cuando estalló, y mató a todos aquellos expertos, y ese programa de los vecinos -que venía avanzando a todo vapor-, empezó a frenarse silenciosamente.
¿Macri va a dejar que Varotto llegue al primer prototipo del Tronador II, capaz de fabricarse en serie y poner 250 kg. en órbitas de entre 400 y 1000 km. de altura? ¿Va a dejar que la Argentina tenga una flota propia de satélites chicos SARE funcionando “en red” para observación del territorio propio y cosas más espinosas, como vigilar el Mar Argentino? Desafiar así la división mundial del trabajo no está en los genes del presidente.
Pero tampoco lo está el matar por decreto, y menos antes de las legislativas de 2017, un proyecto que es casi icónico de nuestra relativa independencia tecnológica. Y que, bien mirado, después de todo, tiene varios modos “naturales” de morirse solo.
El modo institucional ya está logrado: Macri disolvió el ministerio que venía fogoneando los proyectos de CONAE, el de Planificación, por donde corría plata como agua por el Paraná, aunque sin mojar mucho la CONAE. Pero de esa vista privilegiada al río la agencia espacial argentina pasó al secano del Ministerio de Ciencia, que sigue dirigido por Lino Barañao, como en sus recientemente extintos años de gloria.
Pero este es otro MinCyt y un Lino Barañao versión 2.0, si las apariencias y números no engañan. Se banca en silencio la cancelación de proyectos críticos y reducciones salvajes de presupuesto. En la Nueva Pobreza Científica del MinCyt la gloria académica se respeta y nadie manda a los investigadores a lavar los platos. Tampoco al MinCyt se lo degrada del rango ministerial, porque sería políticamente incorrecto.
Pero la CONAE allí debe competir con el CONICET, que pisa fuerte, devora harto presupuesto, y si no es dueño de casa al menos llegó décadas antes a la mesa. “Jamás hemos sido tan bien comprendidos como en este ministerio, pero no pínta ni un mango”, como me dijo un contacto reservado, el doctor Whatzis Name. Poner tecnólogos a vegetar es un modo elegante de que no generen ideas o fierros o biotecnologías urticantes. ¿Para qué desarrollar cosas que siempre es mejor comprar al Norte del ecuador, donde por alguna causa se generan solas?
El otro modo de matar este cohete al cuete (el Tronador II en mirada macrista) es dejar que a Varotto le fracase alguno de los prototipos en el otrora largo camino hacia el Tronador II definitivo. Puede suceder, cómo no. Ya pifió en plataforma uno de los cuatro versiones “mini” anteriores. Un nuevo fiasco daría la excusa para discontinuar a bajo costo político todo el proyecto, especialmente cuando haya pasado la turbonada electoral de 2017. Varotto, que no tiene un pelo de gil, ya acortó la vía hacia el Tronador II. De este Vex 5 se pasa al Tronador definitivo sin etapas intermedias, para llegar antes y sin plata. Queda claro que también con mayor riesgo.
Los malditos cohetes son bichos difíciles de desarrollar. Bien lo sabía el tierno padrecito Werner von Braun, que mientras le vendía la bomba voladora V-2 al generalato de la Luftwaffe, acuñó la inolvidable frase de que había que llegar a volverla un poco más peligrosa en el punto de impacto que en el de despegue.
Y ojo, don Werner no lo logró. Terminada la 2da Guerra y hechas las cuentas, la V-2 había matado a unos 12.000 ingleses y belgas, pero los accidentes de fabricación y despegue liquidaron antes a 18.000 trabajadores esclavos, y algún que otro capitoste de la Luftwaffe que no se escapó a tiempo.
Hay una pulseada invisible entre un zorro de 75 años que las pasó de todos los colores, experto en misiones imposibles y supervivencias dudosas, y (tomo palabras del ínclito canciller Rafael Bielsa) botarates que están preparando otra lobotomía tecnológica más para la Argentina. Pero ya no con bayonetas como Videla, sino con palos de golf. De buena marca.
Si tengo que apostar, pongo mi plata a los pies del Petiso y de su Tronador II. Levanten sus copas, señores: que no le fracase el Vex 5. Que podamos ver su cohete en versión preliminar y lanzado desde Bahía Blanca, donde estará el Cape Canaveral argentino. Que luego lo veamos fabricado en serie, poniendo y reponiendo satélites SARE de bajo costo en órbita baja, y con tanta regularidad que ni siquiera sea noticia de páginas interiores. Apuesto a todo eso porque Varotto es Varotto, lo seguirá siendo y tiene discípulos.
Como dice Abel, “el que viva lo verá”.
La saga de Varotto
No bien hubo cerrado la CNIE (Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales), la Cancillería tuvo que poner algún sello que ocupara su lugar, al que llamó CONAE, y lo hizo con un abogado como presidente. ¡Genial! El tipo odiaba ese destino de castigo y lo que sabía de asuntos espaciales cabía detrás de una estampilla y sobraba lugar. Lo entrevisté para Clarín con auténtica curiosidad, pero no me dejaron publicar nada al respecto. Aunque si como dicen en las facultades de Comunicación Social, hay artículo no cuando un perro muerde a un hombre sino cuando un hombre muerde a un perro, eso de crear una agencia espacial PARA NO HACER UN COHETE era noticia de aquí a la China.
Pasaron los meses y llegó a la CONAE un director más publicable: el astrónomo Jorge Sahade, quien empezó a explorar la posibilidad de que la agencia al menos sirviera para ir aprendiendo ingeniería satelital. Para ello, y como era astrónomo, desenterró los polvorientos planos y especificaciones del SAC-B. Nadie esperaba en el gobierno que de allí surgiera algo de importancia real. Y yo tampoco.
Sahade se fue rápido. En su lugar, inesperadamente para todo el mundo, apareció una figura que debió causar un repeluz en “La Embajada”: sí señor, el mentado Franco Varotto, ex Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), fundador de INVAP, y la persona que entre 1978 y 1982 recibió el mandato de diseñar y poner en línea una planta secreta de enriquecimiento de uranio, porque el proveedor (EEUU) había interrumpido su suministro a la Argentina. Eso merece aclaraciones.
Van las aclaraciones
Ese embargo de uranio tiene su historia. En 1978, el presidente Jimmy Carter adujo que “hacernos corralito” con el uranio enriquecido era un merecido castigo a la bárbara cacería humana desatada por El Proceso. Pero don Jimmy, antes de presidente de la Gran Democracia del Norte, había sido ingeniero nuclear de la US Navy y no se chupaba el dedo: la CNEA acababa de incurrir en la afrenta de exportar dos reactores nucleares a Perú, el RP-0 y el RP-10, infringiendo lo que los yanquis consideraban un mercado reservado para sus mayores empresas nucleares: General Electric, Westinghouse y Babcock & Wilcox.
Ya bastante había jodido la Argentina los intereses de las mismas cuando optó, en el lejano 1967, por hacer centrales núcleoeléctricas de uranio natural, primero con la KWU de la República Federal Alemana, y luego con Canadá. Eran y son menos eficientes que las de uranio de bajo enriquecimiento, pero volvieron al país menos apretable. Si comprábamos cualquier central de uranio de bajo enriquecimiento y los EEUU nos organizaban un embargo mundial de ese combustible, aquí nos matábamos a apagones masivos. Esto lo entendió hasta Onganía, que no era exactamente un “yankee hater”.
Pero con los reactores (que no son centrales) la cosa es distinta: necesitan enriquecido, sea al 90% “como los de antes” o el 20% que es norma de hoy. Los varios reactores que teníamos operativos en 1978 no producían electricidad sino cosas más intangibles para la población de a pie, como capacitar ingenieros y químicos nucleares, y fabricar materiales especiales para la industria nuclear, aeronáutica y electrónica, que teníamos las tres.
Sin embargo, impuesto el embargo, en la Argentina ya estaba funcionando desde hacía 5 años el único reactor de la región que producía radioisótopos para medicina nuclear. De modo que sin combustible yanqui –ni ruso, ni francés, ni inglés- se quedaban sin diagnóstico y/o tratamiento algunos miles de cardíacos y cancerosos, no incluidos por Carter en su defensa de los derechos humanos.
Crudamente, el mejor castigo posible -tanto para la Argentina como para Perú, por hacer comercio nuclear Sur-Sur, era dejarnos sin combustible, a nosotros por venderles reactores y a ellos por comprarnos. Y que el resto de la región entendiera el mensaje.
Ante la situación, el complejo y todavía debatido almirante Eduardo Castro Madero, entonces presidente de la CNEA, decidió arriesgarse y en secreto diseñar y construir esa planta mínima que fue Pilcaniyeu. Para lo cual le dio mandato al mencionado y entonces joven Varotto, su director estrella de proyectos raros.
Y Varotto ubicó la planta en Pilcaniyeu, población 800 habitantes, en medio de la nada de la estepa rionegrina pero a tiro de Bariloche, porque parte de la logística de componentes pesados se podía hacer usando la línea del Ferrocarril Roca Baires-Bariloche. Y sagaz, la diseñó deliberadamente chica y de tecnología atrasada, para dificultar la detección de compras de insumos críticos importados por parte de la CIA. Pero también para que una vez detectada –y era inevitable que sucediera- quedara claro con una simple foto satelital que era una instalación demasiado chica y obsoleta como para enriquecer uranio al 90%, es decir “grado bomba”.
El cálculo político de Castro Madero y Varotto era: “Cuando descubran que ya tenemos la tecnología, aunque enriquecer uranio nos resulte carísimo, van a recular en chancletas con tal de que no ampliemos la planta“. Y sucedió tal cual. El embargo se terminó, y desde entonces INVAP, capacitado para vender caballos con pasto y todo, se volvió el proveedor más exitoso de pequeños reactores nucleares de investigación del mercado mundial. Posición hoy en peligro y amenazada por Corea del Sur y Rusia, pero todavía real y defendible.
Los que sufrieron represalias económicas graves por aquella audacia, en tiempos de Alfonsín, y luego aún más graves, en tiempos de Menem y De la Rúa, fueron la CNEA e INVAP. Esta última empresa, falta totalmente de pedidos por parte de la CNEA, cuyo presupuesto Alfonsín bajó a la mitad del de 1983, se las tuvo que arreglar a pura exportación en un mercado inmensamente monopólico y contra competidores como los EEUU, Canadá, Francia, la URSS, Japón y siguen las firmas. Pero salió triunfante, porque la opción era cerrar y tenía buenos fierros para vender. Claro que en el 1991 tuvo que echar a 700 de sus 1200 empleados, el 90% de los cuales eran profesionales y técnicos de alta graduación. ¿Y adivinan quién fue el echado número uno, aquel año? Sí, adivinaron.
Lo que sigue es largo para contarlo, pero lo resumo: en 1994 y con Menem todavía practicando la profesión de vendepatria con entusiasmo de inventor, vuelve Varotto a escena y nada menos que para dirigir la CONAE. ¡Y además seguía en su puesto Di Tella, el carnal! Varotto se sienta en su nuevo y austero trono de Paseo Colón 751, se acomoda los anteojos (una barricada de vidrio), y tranquiliza al embajador James Cheek haciendo sociedad con la NASA y poniendo a la CONAE bajo la tutela de la mismísima Cancillería. Para mostrar más inocencia, en materia de tecnologías duales, faltaba que se vistiera de boy scout, o se pusiera la camiseta de cuervo (Cheek era fanático de San Lorenzo).
Pero Varotto es Varotto
No bien lo fui a ver a su nuevo despacho, me adelantó: “Sí, Arias, vamos a hacer un montonazo de satélites con la NASA, y con los europeos que se quieran prender, y con Italia no te cuento. Pero de astronomía, olvidate. Damos vuelta todo satélite futuro de la CONAE. De ahora en más, miran para abajo. Van a ser de observación de la Tierra, y vamos a desarrollar toda una tecnología propia de sensores que suministre información útil al campo, a la industria y al gobierno del país. Cosa que no lográs, por motivos técnicos de órbitas, tasas de revisita y de apuntamiento de cámaras, con los satélites de ajenos“.
Ya me empezaba a gustar lo que oía. El regreso de un fierrero. Aunque me parecía mucho para una agencia espacial de… ¿Sesenta personas?
“Además –siguió El Petiso-, con esto de reflotar el SAC-B del CONICET, donde dormía, estamos aprendiendo un toco de ingeniería satelital de la NASA. Y de paso y cañazo, salvamos a INVAP –que está absorbiendo todo este know-how nuevo- de desaparecer, al menos este año. Porque el contrato de diseño y construcción del satélite se lo doy a ellos, y son 15 palos verdes“.
Me quedé mudo. INVAP acababa de cobrar la construcción del reactor ETRR de Inshas, Egipto. Australia, que andaba necesitando un aparato aún más complejo, era una posibilidad lejana, más o menos como la de tomarse un cafecito con Claudia Schiffer, y nuevamente la firma barilochense estaba a punto de quebrar, por falta de clientes. Esos 15 palos en buenas manos no iban a ser un salvavidas, sino una tabla de windsurf. Con Héctor “Cacho” Otheguy a cargo, formado por Varotto y de yapa tipo habilísimo para negocios, quién te dice… capaz que los barilochenses se salvaban y todo. Ayudados por el mismo tipo que habían echado hacía no mucho. Y que venía a ser su fundador. ¿O refundador? Me sentí un poco mareado.
Y entonces Varotto miró la hora, dio por terminada la entrevista, me hizo señales de que me rajara, y cuando yo ya estaba cruzando la puerta, añadió, “medio desganado de guapo”, como dice Borges: “Ah, me olvidaba, Arias. También vamos a hacer un cohete“.
Eso, dicho desde el timón de la primera agencia espacial del mundo fundada para no hacer un cohete.
Naturalmente, mientras me tomaba el bondi para escribir todo esto en Clarín, donde no me creerían ni una palabra, pensé que “El Petiso”, que así lo llaman injustamente por tener más o menos mi estatura, se había vuelto loco.
Eso fue en 1994, hace 22 años. Hoy El Petiso y yo estamos más viejos y no sé si menos locos. Pero el tipo dijo en pleno menemato que iba a hacer un cohete y lo está haciendo. Con combustibles líquidos, y un grado de sofisticación muy superior al del VLS brasileño en el momento fatal de 2003, cuando estalló, y mató a todos aquellos expertos, y ese programa de los vecinos -que venía avanzando a todo vapor-, empezó a frenarse silenciosamente.
¿Macri va a dejar que Varotto llegue al primer prototipo del Tronador II, capaz de fabricarse en serie y poner 250 kg. en órbitas de entre 400 y 1000 km. de altura? ¿Va a dejar que la Argentina tenga una flota propia de satélites chicos SARE funcionando “en red” para observación del territorio propio y cosas más espinosas, como vigilar el Mar Argentino? Desafiar así la división mundial del trabajo no está en los genes del presidente.
Pero tampoco lo está el matar por decreto, y menos antes de las legislativas de 2017, un proyecto que es casi icónico de nuestra relativa independencia tecnológica. Y que, bien mirado, después de todo, tiene varios modos “naturales” de morirse solo.
El modo institucional ya está logrado: Macri disolvió el ministerio que venía fogoneando los proyectos de CONAE, el de Planificación, por donde corría plata como agua por el Paraná, aunque sin mojar mucho la CONAE. Pero de esa vista privilegiada al río la agencia espacial argentina pasó al secano del Ministerio de Ciencia, que sigue dirigido por Lino Barañao, como en sus recientemente extintos años de gloria.
Pero este es otro MinCyt y un Lino Barañao versión 2.0, si las apariencias y números no engañan. Se banca en silencio la cancelación de proyectos críticos y reducciones salvajes de presupuesto. En la Nueva Pobreza Científica del MinCyt la gloria académica se respeta y nadie manda a los investigadores a lavar los platos. Tampoco al MinCyt se lo degrada del rango ministerial, porque sería políticamente incorrecto.
Pero la CONAE allí debe competir con el CONICET, que pisa fuerte, devora harto presupuesto, y si no es dueño de casa al menos llegó décadas antes a la mesa. “Jamás hemos sido tan bien comprendidos como en este ministerio, pero no pínta ni un mango”, como me dijo un contacto reservado, el doctor Whatzis Name. Poner tecnólogos a vegetar es un modo elegante de que no generen ideas o fierros o biotecnologías urticantes. ¿Para qué desarrollar cosas que siempre es mejor comprar al Norte del ecuador, donde por alguna causa se generan solas?
El otro modo de matar este cohete al cuete (el Tronador II en mirada macrista) es dejar que a Varotto le fracase alguno de los prototipos en el otrora largo camino hacia el Tronador II definitivo. Puede suceder, cómo no. Ya pifió en plataforma uno de los cuatro versiones “mini” anteriores. Un nuevo fiasco daría la excusa para discontinuar a bajo costo político todo el proyecto, especialmente cuando haya pasado la turbonada electoral de 2017. Varotto, que no tiene un pelo de gil, ya acortó la vía hacia el Tronador II. De este Vex 5 se pasa al Tronador definitivo sin etapas intermedias, para llegar antes y sin plata. Queda claro que también con mayor riesgo.
Los malditos cohetes son bichos difíciles de desarrollar. Bien lo sabía el tierno padrecito Werner von Braun, que mientras le vendía la bomba voladora V-2 al generalato de la Luftwaffe, acuñó la inolvidable frase de que había que llegar a volverla un poco más peligrosa en el punto de impacto que en el de despegue.
Y ojo, don Werner no lo logró. Terminada la 2da Guerra y hechas las cuentas, la V-2 había matado a unos 12.000 ingleses y belgas, pero los accidentes de fabricación y despegue liquidaron antes a 18.000 trabajadores esclavos, y algún que otro capitoste de la Luftwaffe que no se escapó a tiempo.
Hay una pulseada invisible entre un zorro de 75 años que las pasó de todos los colores, experto en misiones imposibles y supervivencias dudosas, y (tomo palabras del ínclito canciller Rafael Bielsa) botarates que están preparando otra lobotomía tecnológica más para la Argentina. Pero ya no con bayonetas como Videla, sino con palos de golf. De buena marca.
Si tengo que apostar, pongo mi plata a los pies del Petiso y de su Tronador II. Levanten sus copas, señores: que no le fracase el Vex 5. Que podamos ver su cohete en versión preliminar y lanzado desde Bahía Blanca, donde estará el Cape Canaveral argentino. Que luego lo veamos fabricado en serie, poniendo y reponiendo satélites SARE de bajo costo en órbita baja, y con tanta regularidad que ni siquiera sea noticia de páginas interiores. Apuesto a todo eso porque Varotto es Varotto, lo seguirá siendo y tiene discípulos.
Como dice Abel, “el que viva lo verá”.
Fuente: El Blog de Abel
alguna vez leí el blog de Abel pero era tan desvergonzadamente kirchnerista que justificaba hasta lo mas insólito , así que tomo con pinzas sus dichos .
ResponderEliminarPeor seria que fuese macrista, al fin y al cabo os kirchneristas son los que dieron impulso a todo el sector científico y de los actuales gobernantes sólo se ven señales más bien contrarias a esto...
EliminarSpace Architect, todos los institutos de investigación científicas y las empresas públicas de tecnología de nuestro país fueron CREADAS y CONSOLIDADAS por Gobiernos ubicados en las antípodas ideológicas del kirchnerismo. Cortenla con ese invento de los K y la Ciencia. Hasta los venerables Premios Nobel argentinos ya existían en epocas en que Néstor y Cristina aún se limpiaban los mocos. Lo único que hicieron la pareja presidencial fue HEREDAR los frutos sembrados por Gobiernos que estuvieron en el poder varios años antes que ellos.
EliminarFalso de toda falsedad es cada una de tus estrambóticas boutades rebosanets de odio, ignorancia y alevosía....como solés en forma sistemática hacer con tu delirante prosa. TODO, TODO el sistema cientifico-industrial argentino nace de la fuente de la que abreva el Kirchnerismo ideológicamente: EL PERIODO PERONISTA 1946-1955. Inclusive tus caballitos de batalla, los premios Nobel argentinos, individuos sin duda alguna goriloides al menos en los casos de Houssay en forma rabiosa y mucho mas moderada en Leloir pero inexistente en Milstein; son productos del sistema público universitario, logro irrefutable del PERONISMO. Más bien son esos que definís como situados en las antípodas y los que indudablemente te sirven de identificación propia; quienes atacaron y desguazaron al sistema científico argentino y que deben responder por la caída sideral de todos los índices de desarrollo del país condenándolo en forma cíclica a la pobreza e intrascendencia. Y justo esos son los antepasados directos de la banda de maleantes amarillentos y rojiblancos que actualmente desgobierna y saquea el país.
EliminarSpace Architect, los profesionales argentinos ganadores del Premio Nobel estudiaron Houssay y Leloir al menos, en épocas de la Universidad ANTES DE PERÓN, cuando no era "gratis", es increíble que me discutas eso, cuando de sólo googlear el año de nacimiento de Houssay y Leloir te das cuenta en que año ingresaron a la Universidad.
EliminarHoussay nació en 1887, se recibió de Médico en 1910 a los 23 años. Leloir nació en 1906 y se graduó en la UBA en 1932, o sea NADA QUE VER CON EL PERONISMO. Milstein nació en 1927, ingresó a la UBA en 1945 (cuando Perón era vice-dictador de Farrell) y se graduó en 1952. Le rfecuerod que el movimiento estudiantil universitario era fuertemente ANTI-PERONISTA, el mismo Perón en un levantamiento de los estudiantes mandó poner ametralladoras en la vereda frente a las puertas de la facultad con los estudiantes adentro. Milstein era afiliado a movimientos ANARQUISTAS, por lo tanto Milstein JAMÁS estuvo próximo a un movimiento caudillista militarista como el de Perón.
El CONICET fue creado por Aramburu en febrero de 1958, la C.N.I.E. fue creada por Frondizi en 1960. Cuando ud. recuerda la creación de la C.N.E.A. por parte de Perón en 1950, soslaya y "olvida" (muy convenientemente) el desfalco y el fraude al erario publico del Proyecto "nuclear" Huemul hecho por el NAZI austriaco Von Richter (raro que Perón se juntase con nazis ¿no?).
Desmienta todo lo que escribi, si puede....
El peronismo es la ciencia lo que la musica militar es a la musica...
EliminarEs increible la forma en que dibujan la historia uds. El 90% de las iniciativas argentinas en Ciencia y Tecnologia tanto en fundacion de instituciones como en investigaciones es producto de las almas libres y opuestas al sistema caudillista populista fundado por Peron...
MA GIS TRAL¡¡¡¡
ResponderEliminarEs la primera vez que leo un artículo tan largo y lamento llegar a su final¡¡¡
;)
!!! Impresionante tozudez la de la Ciencia y Técnica Argentinas para remar contra la poderosa corriente vendepatria a travez de la historia y que hoy arrecia nuevamente con esta noche neoliberal de LACRI !!! Felicitaciones a Balseiro, Varotto y todos los que no cejan en que la Argentina juegue en primera en estas lides !!!
ResponderEliminar!! y Ojalá amanezca pronto !!!
Estimado,
EliminarEvite utilizar el seudónimo LACRI, y cite a las personas por su nombre. Próximos comentarios de ese estilo serán eliminados.
Gracias
Hay que clonar a Varotto ya
ResponderEliminarAl igual que Ale Mas también he leído en años anteriores el blog de Abel, además de ser un kirchnerista desvergonzado es sobre todo un HÁBIL DECLARANTE. Debo reconocer que es muy talentoso para mezclar el 50% de verdad y data historica con otro 50% de MENTIRA PURA! La manipulación y distorsiones que realiza cuando relata merecería un "premio Clarín novelas".
ResponderEliminarCualquier argentino correctamente informado sobre la Historia de la Tecnologia y la Ciencia en Argentina sabe que el "relato" de Abel es mitad fabula y la otra mitad distorsiones con sesgo partidario de la realidad.
Eliminarjaja como la novela "codigo da vinci " en algo seguramente estaremos de acuerdo todos los que leemos sobre el tema, que esto tiene que ser una política estatal y no partidaria , y que el solo sostenimiento de las mismas sea por la conciencia de los votantes que exijan su continuidad entendiendo lo que significa para el futuro de un país, pero para eso se necesitaría mas difusión y por dios MENOS USO POLÍTICO !
EliminarEl unico desvergonzado aqui es Usted y en todo caso también un filibustero y farsante muy temerario ya que tiene el tupé de tratar de pura mentira datos fácilmente comprobables
Eliminarnunca lei el blog de Abel, pero si un globete amarillento dice que miente, entonces tiendo a pensar que debe escribir mayoritariamente verdades, porque ellos mienten el 100% (simple matemáticas - x - = + , menos por menos es mas) en la "ERA de la MENTIRA" que estamos viviendo casi te convencen de que tu cerebro falla porque la realidad es A y ellos te perjuran que lo que ves es Z , con la cara mas dura que el cemento te mienten mirándote a los ojos !! mientras sentís el vértigo de la caída que te provocan !!! hipocresía al palo !!!
Eliminar!!! Ojalá que pronto amanezca !!!
Space Architect desmentime que el INVAP se creó durante el gobierno de Videla, dale desmentilo y te traigo la copia con la fecha de la inscripción en la IGJ de Río Negro. Desmentime que el PODER de COMPRA del ESTADO de aquella época sirvió para otorgar al naciente INVAP la construcción del primer reactor nuclear de investigación diseñado integralmente en Argentina.
EliminarAsí te puedo seguir hasta el infinito refutando las distorsiones de la realidad escritas por Abel, por que yo guardo toda la documentación histórica, mientras que vos solo cebás mate en una unidad básica.
Dale si querés sigo, avisame nomás.
Si ponés todo en un mismo plano creyendo que INVAP se inscribió como S.d.E. (además de que ocurrió prácticamente en simultáneo con el advenimiento del Golpe Genocida) el mismo día en que se ideó y planificó,lo único que demostrás es que además de farsante y fabulador, sufrís de severas afecciones cognitivas...
Eliminarles recomiendo leer su blog no se si quedaran registro de los mas antiguos pero defendía ( de manera solapada ) la inflación y pobreza de moreno del 5% , si alguien sostiene eso los argumentos se acabaron y entramos en el terreno de la lucha retorica donde la realidad es una construcción social , donde un elefante puede ser rosa y el cielo verde terreno que tanto amo el kirchnerismo porque solo en ese mundo tiene sentido que entregar el país con 29% de pobres fue una victoria de 12 años de lucha descamisada . Un periodista lo único que tiene es su palabra , si la empeña por un tema ideológico profundamente sesgado o por algo mas mundano como lo material luego no me pidan que le crea cada palabra aunque desee que sean ciertas .
EliminarSpace Architect no pudiste desmentirme nada, por que sabés que en la I.G.J. ríonegrina está la verdad documentada, de que INVAP fue fundada el 1 de setiembre de 1976 a 5 meses y 7 días DESPUÉS del Golpe y también de que el capital inicial de la empresa fue girado por el Gobernador militar de Río Negro en ese entonces. Tampoco pudiste desmentirme el hecho de que fue el Estado gobernado por Videla quien CONTRATÓ A INVAP para la construcción del reactor RA-6 (el primer trabajo de Invap fue ese), inaugurado en el gobierno de Bignone. A vos la REALIDAD histórica te molesta y querés dibujarla a tu antojo. Pero tu problema es que chocás con los DOCUMENTOS, y a eso no lo podés discutir.
EliminarPor otra parte es absurdo decir que INVAP no contó con todo el apoyo del Proceso en sus años iniciales, el mismo apoyo que le faltó con el democrático Alfonsín, desmentime eso también.
Por otro lado si decís que: "...Invap no se ideó ni planificó el mismo día de la inscripción..." entonces también me das la razón cuando yo digo que todos estos proyectos satelitales que el kirchnerismo pretende arrogarse en exclusividad, fueron IDEADOS Y PLANIFICADOS con muchos años de antelación. ¿Ves?, ponete de acuerdo con vos mismo. Los satélites SAOCOM fueron ideados y planificados junto a los italianos a fines de los 90, o sea son satélites "heredados" de la época de Menem y de De la Rúa, el satélite SAC- D Aquarius lanzado en 2011 también viene de Menem y De la Rúa, el cohete Tronador también es un proyecto de cohete que el kirchnerismo HEREDÓ de MENEM (1997), el Tronador fue IDEADO y PLANIFICADO en épocas de MENEM, DE LA RÚA y DUHALDE. Pero nació en 1997 con la creación de la empresa VENG por decreto presidencial de MENEM. Aahh!, pero los K pretenden la EXCLUSIVIDAD diciendo "fue nestor y cristina quienes pusieron la guita para financiar la construcción...", ¡perfecto!, jamás nadie dijo lo contrario, eso si es cierto, sin embargo cuando les recordamos que el Proyecto comenzó ideado y planificado AÑOS ANTES uds. los kirchneristas se enojan y patalean.
Y ahora vos me venís a decir "Invap fue ideado antes de Videla", entonces ponete de acuerdo con vos mismo por que es indubitable que fue el gobienro del Proceso militar quien FINANCIÓ Y PUSO LOS DÓLARES DE CAPITAL INICIAL para la formación de Invap como S.E. rionegrino. También fue el Proceso quien le dió el primer conchabo a Invap, desmentime todo eso si podés, te espero con los documentos probatorios.
Tus contradicciones y paradojas son delirantes.
Jaja! Jem Em, por los datos que das me hacés acordar a un amigo mío. Quizás nos conocemos. Es tal cual vos decís, todos estos neo-progresistas tienen que darle el crédito de lo que hicieron hasta a los militares o incluso Menem!!, como fue la creación de la CONAE, VENG, etc. y el comienzo de todos los satélites que se conocen actualmente: SAC-A/B/C, SAOCOM (comenzado en 1998), SABIA MAR, que el primer acuerdo se hizo a fines de los 90 o máximo con De La Rúa, etc. Quiero aclarar que estoy tan lejos de Menem como de los Kirchner, que al final de cuentas son la misma bost-A!
EliminarEs así Caalo, son la misma cosa, en realidad a todos los políticos puestos en gobernantes, sean presidentes, gobernadores, intendentes, etc., el Pueblo debe espolearlos diariamente con el rebenque, para que hagan bien las cosas, y esto vale tanto para el que está ahora como para los que vendrán, o los que ya estuvieron.
EliminarObviamente para la visión binaria y maniquea de los militantes kirchneristas esto no es posible, pero para mí no hay "que casarse con ninguno", el PODER ejercido de manera ininterrumpida jamás produce nada bueno, es por eso que estoy en contra de las re-elecciones, de TODOS.
Lo importante es que haya continuidad en las POLITICAS de ESTADO en Ciencia y Tecnología, en Argentina eso siempre fue difícil por que nuestra historia económica dejó de tener ESTABILIDAD y PREVISIBILIDAD hace 71 (setenta y un) años, y desde esa fecha JAMÁS la recuperamos.
El trabajo de los ingenieros, técnicos y científicos argentinos es ENCOMIABLE, para felicitarlos de pie, pero el "know-how" es algo acumulativo, siempre cuando un investigador realiza su trabajo en laboratorio está usando como base algún conocimiento previo que fue descubierto o inventado por alguien en otro lado y hace años, sea con-nacional o extranjero; jamás hay que renegar del trabajo COOPERATIVO con otros países o con científicos o institutos extranjeros. Pero el kirchnerismo cometió el error de creer que la "autoestima nacional" se consigue MINTIENDO u OCULTANDO la co-participación con otros países, como si eso fuese algo vergonzante, tratando al Pueblo Argentino como menores de edad, incapaces de poder asimilar la VERDAD, y a esas falacias ellos lo llaman pomposamente AUTOESTIMA.
Te imaginás a los yanquis si hubiesen perdido su "autoestima" por haber succionado el "know-how" de Von Braun y los cientos de ingenieros nazis alemanes, que los AYUDARON A LLEGAR A LA LUNA.
Saludos Caalo, abrazo argentino.
Si Ale, exacto como vos lo decís. Lo importante es que haya una continuidad entre los sucesivos gobiernos, como el Proyecto Veng (actual Tronador) que nació hace 19 (diecinueve) años y tuvo continuidad, aún con sus retrasos y demoras.
ResponderEliminarPero para las personas a las que sólo les interesa atribuir FALSAMENTE el origen de la Ciencia en nuestro país al kirchnerato, que alguien les diga estas verdades palmarias les pone los pelos de punta, por que corroe el relato armado, guionado y libreteado por la Señora de Tolosa, XD.
Daniel, no voy a entrar en la lógica de tildar de patriotas o antipatria. Creo que el kirchnerismo dotó de recursos a instituciones que estaban abandonadas a su suerte. Ello hizo que la comunidad se sintiera reconocida y con recursos aparecieron los resultados. También es cierto que los ingresos del país eran otros y todo político (sin excepción) con plata hace maravillas. La realidad de hoy es distinta, los ingresos bajaron y se suma la recesión en mercados compradores como Brasil. Del Kirchnerismo rescato (en época de vacas gordas) su aporte a terminar obras emblemáticas como Atucha II, Yaciretá, etc. Y las rescato porque no sé, si hubiese habido un gobierno de otros signo que las hubiese hecho. Por lo demás y salvo otras pocas y honrosas excepciones el kirchnerismo fué un provincialismo llevado a la nación (soy provinciano) y con las miserias clásicas de gobiernos caudillescos que se creen iluminados y no son otra cosa que mamarrachos. Soy argentino, soy profundamente patriota, trabajé en un desarrollo binacional que también quedó en la nada y que ahora transformó a Brasil en mandante dentro del mercado. No admito tampoco que me mientan ni me engañen. Y creame el peronismo-kirchnerismo-delasotismo-rodriguezsaaismo-saadimo-menemismo-Insfranismo-y siguen los ismo solo hicieron y hacen eso cuando tuvieron el poder e hicieron y hacen cuanto pudieron o pueden para retenerlo. Que hará este gobierno con el desarrollo nacional? no lo sé. Lo estoy midiendo. Si sé lo que hicieron los otros y salvo el kirchnerismo por lo poco que le listé no estoy conforme. Y le recuerdo algo más, el menemismo y el kirchnerismo son lo mismo. No son dos cosas distintas. Admiro su entusiasmo y su prosa, lo sigo desde que estuvo en Clarin (Por favor no me tilde vendepatria, leí y leo tambien Clarìn y Pagina y La Nación y Ambito y El Cronista y El País de España y...) y no aguanto a Bonelli desde antes que el kirchnerismo se desconociera con Clarín. Creo que Ud. es evidentemente el mejor divulgador científico argentino. El problema es que si se enfrasca en la lógica favor-contra su visión se limita y se cierra. Cual es mi sueño? que Argentina fabrique aviones, centrales nucleares, satélites, cohetes, aerogeneradores y que obviamente el gobierno apoye a quien las fabrica. Pero que no roben....que no sean ladrones....que el cálculo político no supere la nacionalidad....que el fin no justifica los medios...que no se asesine....que no se secuestre.... que vivamos en democracia plena...y que el que las haga las pague.
ResponderEliminarTal como dijo Mauricio, una lástima haber llegado al final.
ResponderEliminar¿¿...??
EliminarLa referencia al Ministerio de Planificación...es el mismo ministerio en donde Lopez, el de la valija, era el segundo...?No me gusta el actual gobierno, pero la nota chorrea política por todos lados, por favor, menos política y más técnica.
ResponderEliminarCordiales saludos.
Amigos 😊
ResponderEliminarDe los elefantes admiro ...
Las orejas grandes ... pero no para escuchar mejor sino para darse vientito al atardecer;
o la trompa más larga por demás más que la de Pinocho ... pero no para olfatear y prevenir algún problema sino para tirarse agua cuando los días son calurosos;
y de remate la memoria adentro de esa cabezota con una boquita más pequeñita que Caperucita ... para que más sino disfrutar de las hojitas frescas de los arbolitos ...
Menos mal que inventaron los colores así más o menos nos ayuda a ordenar nuestras " ideas ", los irlandeses creo que le apuestan al verde y los americanos nos estamparon el marrón.
Con el Cóndor aterrizamos en la hiperinflacion y del MAP quedo el finado en tierras lejanas buscando algo de aire para respirar... hoy Autopartes se llama nuestra avenida, " la política tiene que hacer algo " sabía máxima de un filósofo contemporáneo.
Memoria de elefante se necesita para en escasas líneas resumir a nivel nacional la breve historia de nuestra insensatez ...
De las FAA y el CNIE y la ahora CONAE más el otro CONICET que viene todo lo que contamos es un par de satélites " mirándo - nos "... y una lista de ingenieros sin realizarse más larga que el Rosario de mi abuelita ... mientras celebramos creo que el primero en la historia con título de ingeniero ... en la Rosadita.
" Prefiero la bendición del olvido " habrán sido los últimos balbuceos de un patriota en nuestra selva tucumana.
Supongo que tiene sentido en proyectos que llevan quizás décadas desarrollar seguir cambiando oficinas y personal así por lo menos cambiamos los nombres y crece la lista de empleados supongo... total quien sabe de la biyuya que nos llevamos por la ventanita del banquito de la plaza y sino de última le inventamos un cripta a la virgencita de la casita desocupada y a lo josecito a sus pies depositamos nuestras posesiones junto a las venerables cenizas.
Creo que la " inspiracion " de montarle los motores del Cóndor a un cohete para en lugar de tirarselo horizontal a algún vecino poco cortes, mandarlo para arriba ... sólo llego hasta la maqueta ( como el MAP del cabezón ... ); siempre alguna excusa para revolear los libros y nos vamos a jugar a la pelota, ole olé ole ...
Tiene sentido acumular todo lo posible allí donde los ríos corren y mojan bien y tomarlo todo y llevarlo bien lejos para hacer ... nada quizás, falta nada más que tengamos que explicar una descripción de trabajo.
Profundos fueron los contenidos exactos de mi salita de 4 de mi jardincito, porque hoy gracias a la histórica dicotomía científico - militar podemos contar .... 2 motores en construcción para empujar como 1 / 4 de tonelada en dirección horizontal o vertical; incontables los muertos y encarcelados de los dos bandos que tuvimos para llegar acá... en salita de 5 se vienen las letras y ahí agárrate.
Se agiganta la distancia entre nosotros y las naciones avanzadas donde varias compañías compiten por prestar servicios espaciales.
Alguien dijo " Patria o Muerte "; y por cada uno que se llevo nos dejo otro igualito... a él mismo.
Amigos, que siga la Fiesta,
Al Pueblo Argentino Salud !!
La única verdad es la realidad sólo en gobiernos peronistas (con excepción de Menem que fue un engendro muy bien vendido), se gestaron las bases de nuestra industria nuclear, aeronáutica y satelital con Nestor y Cristina.
ResponderEliminarSin decisión política no existen los desarrollos tan costosos y tan desafiantes para los imperios que pretenden a su vez tener la exclusividad de estas tecnologías de punta.
Mismo Varotto por enero maso dijo reconocer la fuerte apuesta del gobierno de Cristina Kirchner, entonces está todo dicho.
Ya en febrero pasado se debia lanzar el Vex5a, creo muy cercano a la realidad este artículo si tomamos en cuenta nuestra historia vendepatria que se caracterizó por sabotear desde adentro nuestras competencias centrales como estas.
Que Dios ilumine las estratégias de nuestros queridos científicos y sigan adelante sin el apoyo que debería ser incondicional por parte del gobierno.
"La única verdad es la realidad", dijo Aristóteles en el siglo IV A.C. Lo repitió Kant en el siglo XVIII, pero el general de Lobos fiel a su estilo les birló la frase y se la apropió indebidamente.
EliminarLa industria aeronautica argentina comenzó gracias a uno de los mejores Presidentes estadistas de la Patria, Dn. Marcelo Torcuato de Alvear, fundada en 1927 la Fábrica de Aviones de Córdoba fue un neto aporte radical al país. En aquel mismo año de 1927 el futuro general era un anónimo teniente del ejército, que 3 años después participaría del Golpe contra Yrigoyen. También en 1927 el abuelo de Nestor se enriquecía gracias a la usura practicada desde los tiempos de la patagonia rebelde.
La industria satelital argentina comenzó en 1991 gracias a la creación de la CoNAe hecha por Menem, y a los acuerdos de cooperación bilateral firmados en 1992 entre la flamante CoNAe y el Goddard Space Flight Center de la Nasa. Fueron los yankis quienes enseñaron a los ingenieros de Invap a construir satélites.
Y ya que hablamos de Invap, aclaremos que la empresa pública rionegrina fue fundada durante el gobierno de Videla en 1976.
Con respecto a la industria nuclear lo que sí hizo Perón fue tirar por la ventana miles de millones del erario público en una aventura trasnochada llamada Proyecto Huemul, encabezada por el mitómano nazi austríaco Von Richter, que ni siquiera era físico, y no sabía nada sobre energía atómica, un tremendo chantapufis que le vendió el buzón al general.
Todos los reactores atómicos argentinos fueron diseñados y construidos durante gobiernos NO-PERONISTAS.
Conclusión: sería bueno que dejes de leer el librito de "historia" que te regalaron en la Cámpora.
Nestor y Cristina no empezaron absolutamente nada. Simplemente se montaron encima de infraestructuras cientifico-tecnológicas pre-existentes en nuestro país, fundadas por gobiernos anteriores a ellos muchos años antes, y sobre eso desplegaron una bien aceitada campaña de auto-promoción electoralista que solo pudo engañar a personas completamente desinformadas, que nunca antes estuvieron enteradas sobre todo el trabajo de investigación que hace décadas se venía haciendo en nuestro país.
EliminarY Varotto está donde está por que lo nombró Menem en ese puesto, hace 23 años, sabelo. Hasta los datos más elementales ignorás!
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