Sigue a continuación una nota publicada antes de ayer (2/11) en el portal NEX, destacando el trabajo que lleva a delante un grupo de científicos del Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE), tendiente al desarrollo de pequeños magnetómetros para ser utilizados a bordo de nanosatélites.
VIENTO DE ESTRELLAS
El viento solar puede erosionar las atmósferas planetarias de manera análoga a la erosión que produce el viento terrestre sobre una duna. Las modificaciones en el campo magnético de cada uno de esos planetas y satélites es lo que permite a César Bertucci y su equipo estudiar qué modificaciones se produjeron en ellas.
Laura Morales, Daniel Gómez, César Bertucci, Sofía Burne, Gabriela Boscoboinik y Camilo Andino. |
Cuando pensamos en el espacio, en términos astronómicos, solemos imaginar una vasta extensión oscura y completamente vacía. Esto, que podría acercarse a una buena descripción del espacio intergaláctico, está bastante lejos de ser así en el espacio que existe entre planeta y planeta, dentro de nuestro sistema solar. Es que el espacio que hay entre el Sol y los planetas no está vacío sino lleno de un gas que tiene la particularidad de no ser un gas neutro como el aire de la atmósfera sino que los átomos que lo conforman están ionizados, es decir, cada átomo ha perdido al menos un electrón, por lo que, por un lado quedó un electrón, y por otro, quedó un ión. Ese gas ionizado que inunda todo el sistema solar se llama viento solar y fluye como si fuera un viento común, de los que soplan en la Tierra.