Sigue a continuación una nota publicada ayer (15/3) en Malargüe Diario, destacando el rol de la Antena de Espacio Profundo (DSA3) de la Agencia Espacial Europea (ESA) en la provincia de Mendoza, en la comunicación con la sonda interplanetaria ExoMars recientemente lanzada al espacio en viaje al planeta Marte.
DOS NAVES SALIERON HACIA MARTE Y SE CONTROLAN DESE MALARGÜE
Por Andrés Risi
En la madrugada de ayer lunes, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos) lanzaron una nueva misión a Marte. El objetivo de la Misión ExoMars es buscar vida, o evidencia de vida pasada en el planeta vecino. El lanzamiento estuvo a cargo de la Agencia Espacial Rusa con un cohete Protón.
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El equipo de trabajo de la DSA-3. |
La misión, de 1200 millones de dólares, tiene dos etapas. La que acaba de ser lanzada ayer, y otro lanzamiento en 2018. En este primer lanzamiento viaja una sonda que quedará orbitando alrededor del planeta rojo, el Trace Gas Orbiter (TGO), y una estación fija (EDM), llamada Schiaparelli, que funcionará como estación meteorológica. El TGO trabajará alrededor de Marte entre 6 y 8 años. La estación fija trabajará sólo 3 meses porque no tiene paneles solares y no sólo servirá para monitorear la atmósfera, probará los sistemas de aterrizaje para las misiones futuras.
Ambas sondas viajarán siete meses. En octubre, la sonda Schiaparelli se separará de la TGO e iniciará el descenso a la superficie de Marte, utilizando frenos de aire y paracaídas, entrando en la atmósfera a 21 mil km/h. TGO quedará orbitando a 400 km. de la superficie marciana.
Hasta ahora, las anteriores misiones en Marte perforaron la superficie no más de 10 cm. Las sondas robot que se enviarán en 2018, en la segunda etapa de la misión, se moverán sobre la superficie y perforarán más de 2 metros.
ExoMars es la primera misión conjunta entre europeos y rusos y será una de las más pesadas de la historia. El cohete ruso protón llevó al espacio más de 4 toneladas entre ambas sondas, sus instrumentos, y el combustible. Es la misión número 48 que la humanidad envía a Marte, aunque sólo 21 llegaron con éxito. Estas misiones han cambiado nuestra visión de Marte. Hoy sabemos que hace algunos miles de años nuestro vecino tenía grandes ríos y océanos. Al perder atmósfera fue perdiendo su capacidad de retener el agua líquida en grandes cantidades.