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a continuación una nota publicada el día 23 de marzo en el diario La Nación, sobre Pipinas, el pueblo de la provincia de Buenos Aires donde se llevan a cabo actividades del proyecto Tronador.
PIPINAS: EL PUEBLO OLVIDADO QUE SUEÑA SER UNA "CIUDAD ESPACIAL"
Queda a 90 kilómetros de La Plata y hoy tiene apenas 957 habitantes; todos hablan de las mejoras y el crecimiento que promete el desarrollo del nuevo programa espacial argentino.
Por Laura Rocha
Pipinas luce diferente. El pueblo que había quedado olvidado y abandonado hace años, cuando cerró la cementera que le dio origen, empezó a revivir hace poco más de un año con la instalación del proyecto más ambicioso del país en materia espacial: el Tronador II, un lanzador de satélites, el primero de América latina.
El cohete , que hoy descansa en el hangar 7 de la base aeronaval de Punta Indio, es el tema obligado de conversación de los 957 pobladores que están sensibilizados por las noticias del despegue fallidodel 26 de febrero pasado.
"Mi vida no cambió por el cohete, pero a Pipinas la ayudó mucho. Nosotros seguimos haciendo una vida normal, pero ahora se recuperó el polideportivo, el hotel tiene las habitaciones ocupadas y ya adoptamos a los científicos que vienen al pueblo", contó Romina Peralta, una maestra de 30 años que hace de guía a LA NACION.
"Además, el lugar donde se lanza después va a quedar para el pueblo. Hicieron una inversión enorme", agregó, mientras indica que a pocas cuadras de su casa están las oficinas que la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) levantó en Pipinas o "Pipinas Space Center", como figuraba en el cartel del centro de comando el día del lanzamiento.
Pero la elección del lugar no es casual. Según Juan D'Amico, concejal opositor, la razón es que el titular de la Sindicatura General de la Nación, Jorge Reposo, es de Verónica [una localidad vecina] y consiguió traerlo. "No se puede entender por qué el día del lanzamiento fallido no invitaron a ningún concejal de la oposición, pero Reposo estaba ahí al lado de Julio De Vido [ministro de Planificación Federal]."
Hernán Y. Zurieta es el intendente kirchnerista de Punta Indio. Según él, el proyecto Tronador II se instaló allí luego del ofrecimiento de los hangares de Punta Indio para armar el cohete que lanzará pequeños satélites.
"Primero sólo se iba a armar el vector [cohete]. Después surge la posibilidad de hacer las pruebas de los motores", explicó a LA NACION en su despacho de la ciudad de Verónica.
"El impacto social es muy importante. Somos los responsables de lo que pasa, pero también de lo que pasó. Se fue el tren, se fue la fábrica y se fue el Estado, y nadie salió a proteger al pueblo. Ahora los diputados piden informes, pero antes nadie se acordó de Pipinas", agregó.
A unas seis cuadras de la plaza principal, además de las oficinas, están los contenedores que funcionaron como lugar de comando remoto del cohete Vex 1A, que en su primera prueba apenas despegó del suelo.
En el mismo lugar y como una muestra tangible de la reanimación de Pipinas, hay un predio recuperado del camping y una piscina para todo el pueblo.
Peralta evita hablar de política y de las observaciones que se le hacen al proyecto como, por ejemplo, el combustible potencialmente contaminante que utiliza. "Puede ser que tenga un mínimo de riesgo, pero yo trabajo de museóloga en el Centro Astronómico de La Plata y veo el interés y la pasión con la que trabajan los científicos. Acá antes había una chimenea que emitía un humo blanco que nadie controlaba. No creo que sea más peligroso que eso", indicó Peralta.
Cruzando un espacio verde con juegos para chicos, el hotel, ese que nació y murió con la cementera que llegó en los años 30, hasta que una cooperativa empezó a recuperarlo.
"Decidimos apostar al largo plazo y este proyecto ayudó muchísimo a la recuperación", sostuvo Breyner Torres, uno de los miembros de la cooperativa y encargado del Hotel Cooperativa Pipinas Viva, que cuenta con 15 habitaciones disponibles.
Esos cuartos son los que se han transformado casi en viviendas del personal de Conae que trabaja en el vector que lanzará satélites. Este pueblo es el lugar elegido para hacer los ensayos antes del lanzamiento, que sería a fines del año próximo, en Punta Alta, cerca de Bahía Blanca.
Pero en este pequeño pueblo, a 90 kilómetros de La Plata, aún le faltan varias emociones por vivir. Es que todavía restan por lo menos seis ensayos en la plataforma de despegue que se construyó en un espacio conocido como La Capetina, que era un cangrejal en medio de dos campos privados. A decir verdad fue el segundo lugar elegido, ya que el primer espacio quedó descartado porque era un área de práctica de tiro y se hallaron misiles de prueba de las Fuerzas Armadas.
Para D'Amico, no todo es transparente: "Lo que yo observo del proyecto es la falta de seriedad institucional con el que se planteó. Al Concejo Deliberante sólo llegó el permiso para la cesión de tierras. No se conoce cuál fue la inversión, cómo se hizo, quién la controla. Y hay prioridades. Estas localidades tienen muchas necesidades".
El pueblo mantiene sus costumbres. Duermen la siesta con las puertas abiertas y se conocen todos. Incluso a los dirigentes políticos les cuesta hablar mal de su contrincante. Pero, claramente, hoy el Tronador II es un tema sensible.
Fuente: La Nación
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