Sigue a continuación una interesante entrevista realizada a Matias Bianchi, presidente de ARSAT, por Ámbito Financiero y publicada el día de hoy, destacando la importancia que la construcción de los satélites ARSAT tiene sobre otros sectores de la industria argentina. En la misma se mencionan algunos datos interesante referentes a los satélites ARSAT-2 y ARSAT-3.
ARSAT-1 TIENE GRAN POTENCIAL PARA OTRAS INDUSTRIAS
El Arsat 1 se convirtió en el primer satélite geoestacionario de comunicaciones diseñado y fabricado por nuestro país. Matías Bianchi, presidente de Arsat, dialogó con Ámbito Biz sobre el rol del Estado y los inversores privados en el negocio aeroespacial, su impacto sobre otras industrias y el desarrollo de los nuevos dispositivos.
Por: Carlos Pagura
M.B.: Con la misma antena terrestre, la mejora del servicio será de un 10 por ciento. Pero lo más importante es que reducirá la brecha digital. A un pueblo en el desierto le cambias la vida con una antena de televisión digital abierta y tres líneas de telefonía IP. Según el BID, una mejora del 10% en brecha digital representa un impacto positivo de entre 1,5 y 3 puntos del PBI.
Periodista: ¿Cuál es el rol del Estado y el de los privados en la fabricación de un satélite?
Matías Bianchi: Es muy complicado para los privados, el desarrollo de la industria aeroespacial siempre está relacionado con los Estados, aunque el flujo de negocios es positivo. Son negocios de larguísimo plazo, un satélite tiene vida útil de 15 años. El Arsat 1 por ejemplo, está ideado para que cubra todo el territorio nacional; quizás un emprendimiento privado, en pos de la rentabilidad, llega hasta Río Negro y deja a la Patagonia y Antártida sin servicio. De todas formas hay proveedores importantes privados, muchos fabricantes tienen relación con los proyectos.
P.: ¿La industria aeroespacial produce efecto derrame sobre otras?
M.B.: Existe un gran potencial para capitalizarlo en otras industrias. Por ejemplo, con las baterías de litio: entre la Argentina, Chile y Bolivia reúnen el 60% de las reservas del mineral, que en principio puede utilizarse para fabricar baterías satelitales, pero luego puede derivar en producción de baterías para celulares. Lo mismo con el centro de ensayos Ceatsa, donde seguramente se terminarán testeando desde celulares hasta electrodomésticos y autos. En Arsat promovemos seminarios convocando a proveedores de toda Latinoamérica para que inviertan.
P.: ¿Cómo va a impactar el satélite en la vida diaria?
Matías Bianchi: Es muy complicado para los privados, el desarrollo de la industria aeroespacial siempre está relacionado con los Estados, aunque el flujo de negocios es positivo. Son negocios de larguísimo plazo, un satélite tiene vida útil de 15 años. El Arsat 1 por ejemplo, está ideado para que cubra todo el territorio nacional; quizás un emprendimiento privado, en pos de la rentabilidad, llega hasta Río Negro y deja a la Patagonia y Antártida sin servicio. De todas formas hay proveedores importantes privados, muchos fabricantes tienen relación con los proyectos.
P.: ¿La industria aeroespacial produce efecto derrame sobre otras?
M.B.: Existe un gran potencial para capitalizarlo en otras industrias. Por ejemplo, con las baterías de litio: entre la Argentina, Chile y Bolivia reúnen el 60% de las reservas del mineral, que en principio puede utilizarse para fabricar baterías satelitales, pero luego puede derivar en producción de baterías para celulares. Lo mismo con el centro de ensayos Ceatsa, donde seguramente se terminarán testeando desde celulares hasta electrodomésticos y autos. En Arsat promovemos seminarios convocando a proveedores de toda Latinoamérica para que inviertan.
P.: ¿Cómo va a impactar el satélite en la vida diaria?
P.: ¿Cómo se recupera este tipo de inversión y en cuánto tiempo?
M.B.: En general se invierte todo al principio y después tiene costos operativos muy bajos. El pico del desembolso tiene lugar previo al lanzamiento. Normalmente, dividiéndolo en tres segmentos, en el primer tercio de la vida útil recuperas la inversión, en el segundo logras capitalizarte para fabricar un dispositivo de reemplazo y en el tercero obtenés las ganancias. Además del hecho de que dominar la tecnología te deja un montón de otras cosas, todo es valor agregado.
P.: ¿Qué monto de ganancias puede generar el Arsat 1?
M.B.: Depende del propio flujo de negocios. Hay clientes internacionales interesados pero nuestra mirada está centrada en la Argentina, por lo menos por ahora. El primer paso es migrar a los clientes de otros satélites al Arsat 1, ya tenemos todos los contratos firmados. Sólo debemos reapuntar las antenas y los contratos siguen. En principio vamos a tener de ahorro los alquileres que se pagan a operadores internacionales, aunque no de modo automático porque llevará un tiempo realizar la migración. También es probable que, por la gran cantidad de clientes, surja la necesidad de alquilar un tiempo más un satélite hasta que esté en funcionamiento el Arsat 2.
P.: ¿Cómo será la nueva generación de satélites?
M.B.: El Arsat 2 estará basado en la misma plataforma y estructura física, sólo que con tres antenas en lugar de una. Es un paso de complejidad más en la misma base, mientras que el 3 operará en una mejor banda en relación precio-calidad, sería como una banda ancha. Todavía estamos analizando el escenario de competición del mercado mundial para definir cuándo entra Arsat 3. Los satélites posteriores ya serán distintos, con tecnologías de propulsión híbrida y eléctrica, y una mayor eficiencia en relación potencia-peso. Tener mayor potencia con menor peso es vital ya desde el inicio, porque te asegura que algo tan costoso como realizar el lanzamiento sea más económico. El 80% de combustible lo consume en el despegue, el otro 20% restante es el que te va a definir la vida útil y a la vez el costo de los seguros.
P.: ¿Cómo se asegura un satélite?
M.B.: Para nosotros fue muy importante el proceso, en el que ya logramos asegurar los Arsat 1 y 2. Para empezar contratas un broker, nosotros lo hicimos con el Banco Nación. En el mercado hay 35 aseguradores del área espacial, con mucha experiencia, quienes nos visitaron en Bariloche y nos hicieron unas 100 preguntas. Te auditan los procesos de fabricación, miden el riesgo, miran los equipos en profundidad y sale la compulsa por la prima. Nosotros tuvimos un resultado de prima total que según los valores históricos está en la mitad para una plataforma que nunca voló. Incluso ocurre que a veces los primeros vuelos no se aseguran por el riesgo que conlleva.
P.: ¿Por qué una potencia regional como Brasil parece rezagada en la tecnología espacial?
M.B.: Brasil está tratando de hacer cosas, pero no está tan avanzado como nosotros. Tienen un centro de ensayo, hicieron pruebas con un lanzador, pero la Argentina desde los 50 está trabajando fuerte y ese desarrollo tiene sus frutos como el de desarrollar un satélite geoestacionario que tiene muchas exigencias: está a 36.000 kilómetros de la Tierra, donde las dificultades son mayúsculas por el vacío, los vientos solares y muchos otros factores. Es un verdadero salto tecnológico.
Fuente: Ámbito Financiero
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