viernes, 13 de noviembre de 2015

Argentina necesita más planes estratégicos a largo plazo

Traemos a continuación la editorial de la última edición de Revista Ingeniar, “Argentina necesita más planes estratégicos a largo plazo”, autoría del Dr. Ing. Marcos Actis, Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata.

ARGENTINA NECESITA MÁS PLANES ESTRATÉGICOS A LARGO PLAZO

Por Marcos Actis, Decano de la Facultad de Ingeniería


Argentina necesita para seguir creciendo contar con planes estratégicos a largo plazo. Sobre esto me voy a referir en esta oportunidad, los proyectos que perduran en el tiempo y la cuestión espacial. Un tema que me ha tocado de cerca desde los inicios de la CONAE, creada en 1991, y más aún en los últimos años.

En los comienzos de la década del’ 90, siendo yo muy joven, llegó al Departamento de Aeronáutica de la Facultad la posibilidad de trabajar en un proyecto de la CONAE, el cual rozaba la temática de mi área de estudio. En esa época, ser joven en Ingeniería significaba no poder dirigir un tema de estas características. Así que se lo ofrecieron a alguien de más edad, supuestamente, con experiencia, de quien recuerdo que a veces iba a dar clases… En fin, por esas casualidades pude participar en el proyecto desde abajo, se podría decir “barriendo el piso”.

En esos años lo que se decía, o escuchábamos en los pasillos, era que el proyecto Cóndor se había desactivado y que, a cambio, Estados Unidos ofrecía lanzar los satélites científicos de la serie SAC que Argentina iba a construir. Creo que en “Estados Unidos” nunca se imaginaron hasta dónde podríamos llegar en materia espacial, esto gracias a la continuidad del plan espacial. En ese aspecto, fue clave la decisión de alguien que apostó a los jóvenes, como fue el ex presidente Néstor Kirchner, creando ARSAT en 2006. Hoy Argentina tiene su segundo Satélite de Comunicaciones ARSAT II en órbita.

Volviendo a los inicios, la CONAE empezó con el satélite SAC-B. El SAC-A fue un proyecto que quedó a destiempo debido a que era para medir una máxima actividad solar a la cual ya no se llegaba (esto siempre desde mi óptica de estar barriendo). Lamentablemente, el SAC-B no pudo orbitar porque el lanzador norteamericano no pudo dejarlo libremente en el espacio ya que falló el sistema de liberación. El satélite sólo pudo trasmitir información hasta que se agotaron sus baterías, por estar impedido de orientar sus paneles solares hacia el sol.

A cambio de este evento, la NASA ofreció hacer un lanzamiento del SAC-A desde el trasbordador, como ocurrió satisfactoriamente. Luego vino el primer logro importante en la carrera satelital: el SAC-C, que pesaba alrededor de 500 Kg y fue lanzado en el año 2000. Construido íntegramente en INVAP y con instrumentos de diversas agencias internacionales, fue el primer satélite argentino de observación de la Tierra. Su misión fue enviar información e imágenes del país y de otras regiones del mundo.

El SAC-D sobrevivió a la crisis del 2001 y siguió los pasos de su antecesor. Con un instrumento principal desarrollado por la NASA, cinco de origen nacional (cuatro de ellos con participación de la Facultad) y otros extranjeros (pesa 1.500 kg.), fue lanzado en 2011. El satélite demostró que Argentina estaba a la vanguardia del desarrollo satelital y a punto de lograr la independencia en esta área, algo que ocurrió con la llegada de la empresa ARSAT conducida por el Ministerio de Planificación (MINPLAN). Ambos apostaron a que se podía llegar a la escala máxima del desarrollo satelital al plantearse la construcción de satélites de comunicación.

Se debe tener en cuenta el desafío que esto significa. Un satélite científico sólo involucra la obtención de información sobre la Tierra, si puede ser importante para tomar decisiones o remediar o prevenir alguna calamidad. En cambio, un satélite de comunicaciones implica manejar la comunicación de uno o varios países, con el riesgo que esto conlleva hoy en día. El primero orbita la Tierra a 600 km de altura y suele verse de noche en el cielo, como si fuera una estrella fugaz. El segundo está todo el tiempo sobre nosotros, a una altura de 36.000 km.

Si pudimos llegar a todo esto, sin dudas, fue por la experiencia generada en INVAP para cumplir con el Plan Espacial Nacional encabezado por la CONAE. También, indudablemente, por la decisión política de aportar fondos y confiar en una empresa joven para el desarrollo de este tipo de tecnologías.

Algo similar ocurrió con los radares. Tiempo atrás se decía que Argentina sólo tenía uno o dos vetustos radares y que pendíamos de un hilo para las operaciones aéreas. Ahora nada se dice de los más de 20 radares que funcionan en todo el país. Este logro de INVAP también se dio en una conjunción: por un lado, el entonces presidente Kirchner, quien decidió hacer caer la licitación para la compra de los radares al exterior y, por el otro, una empresa argentina que lo llevó adelante.

En este caso, el plan espacial aportó al desarrollo del SAOCOM, ya no con la ayuda de la NASA, por ser un radar en órbita (algo que los países coloniales no debemos hacer). Esto permitió al INVAP adquirir experiencia en radares y así construir los actuales radares primario y secundario sin la necesidad de conseguir este tipo de tecnología en el exterior.

Próximamente, Argentina pondrá en operación radares meteorológicos con lo cual, en un futuro no muy lejano, tendrá la capacidad de prevenir o advertir sobre catástrofes, como la ocurrida el 2 de abril de 2013 en La Plata, identificando la cantidad de agua o granizo que podrían generar las tormentas sobre una determinada región o ciudad.

Otro caso de independencia ganada son las capacidades de radarización. ¿Si esto no es soberanía tecnológica, qué sería?

Por último, el proyecto TRONADOR II y la Arquitectura Segmentada es un programa destinado a desarrollar una nueva forma de hacer satélites. El objetivo es poner en órbita un determinado instrumento en meses y no tener que esperar a colocar toda la misión de un satélite tradicional, lo que podría demandar años.

Todo esto nos llevará a tener independencia, o más aún, soberanía en el ámbito espacial. En un tiempo, hasta se podría poner en órbita algo tan complejo por nuestra latitud, como lo es un satélite geoestacionario o inclusive, por qué no, un argentino en órbita o una estación espacial. Los sueños del presente pueden ser las realidades del futuro.

Para ser grandes hay que pensar en grande. Lamentablemente, los argentinos creemos que somos los mejores del mundo en todo y los más piolas. Como decía Juan Manuel Fangio: “Hay que intentar ser el mejor, pero nunca creerse el mejor”.

Por mi experiencia personal en el campo espacial, y como decano de esta Facultad de Ingeniería que tiene tantas especialidades, creo que lo que podrá sacarnos de esta historia pendular es terminar con el colonialismo tecnológico y lograr la industrialización del país. No sólo en las grandes urbes sino en todo el territorio. Para eso debemos ser capaces de fijarnos planes estratégicos para la Nación en distintas ramas, y acordar los mismos con sus protagonistas; no tomar propuestas de consultores o de países extranjeros que sólo piensan en sus intereses y no en los del conjunto del pueblo argentino. Por eso, celebro la decisión de nuestra presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, de enviar al Congreso Nacional el proyecto de declaración “de interés público el desarrollo industrial satelital como política de Estado y la creación del plan geoestacionario argentino 2015-2035”.

Fuente: Revista Ingeniar

4 comentarios :

  1. Las políticas de estado se consensuan entre las distintas fuerzas políticas, para que cuando haya cambio de gobierno, lo hecho no corra riesgo. La ley puede ser muy buena, pero se aprobó sin discutir una coma del proyecto enviado por el ejecutivo, es mas, a los senadores el proyecto de 160 páginas les llegó el día antes de la votación. Eso, sin dudas, no es política de estado. Algún día vamos a aprender . . .

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    1. Al respecto, la declaraciones de Matías Bianchi, presidente de ARSAT, fueron las siguientes:

      "En el Congreso hubo reuniones de comisión y con asesores de la comisión, pero tampoco hubo voluntad de preguntar o de hacer aportes. Sólo se planteó alguna objeción referida a la asignación de espectro a favor de Arsat preguntando por qué no se lo daban a las pymes, pero sobre el plan no hubo ningún aporte. Además, las cooperativas estuvieron representadas en el Congreso por Fecotel y Fecosur y apoyaron el proyecto."

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    2. Me refería al debate en el recinto, donde participan todos los legisladores. Las reuniones en comisión tengo entendido que fueron antes de que se conozca el proyecto. La votación ocurrió un día después de que se conoció el mismo. Es practicamente imposible analizar un proyecto tan interesante como éste en cuestión de horas. Solo digo que estas cosas deberían cambiar, para bien de todos.

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  2. ¿Lanzamiento de satélites geo?? si, claro, debería mirar un mapa y ver lo lejos que estamos del Ecuador. Además se necesita un lanzador con 100 veces mas carga útil que el Tronador 2, y muchos miles de millones de U$D.

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